Unicef publicó en el 2014 “Ocultos a plena luz”, documento en el cual plantea que 120 millones de niñas y adolescentes de todo el mundo —más de una de cada 10- han sido víctimas de relaciones sexuales forzadas y otras agresiones sexuales en algún momento de sus vidas. Se calcula que somos alrededor de 7.500 millones de personas.
Ante el inminente “juicio” a varios campesinos, entre ellos 3 mujeres –una de ellas menor de edad en la fecha de la “emboscada”– acusados de homicidio doloso en grado de tentativa en Marina Cue, Curuguaty en el 2012, que resultó en la muerte de policías y campesinos, tengo muchas preguntas y pocas respuestas.
Admito que sangro por la herida. Hace más de un año y medio, asumí la denuncia de un delito de acción penal pública ante la inacción de la fiscalía de turno. Es un delito ligado a un abuso sexual que debió ser investigado de oficio. Hoy la misma va camino a quedar en la nada, al “oparei”, pese a la impresionante cantidad de pruebas del ilícito penal que se encuentran en los archivos de toda la prensa nacional, oral, escrita y televisiva.
Con excepciones –por suerte!!!– la mayoría de los (¿honorables?) miembros de la Cámara de Senadores han perdido la brillante oportunidad de otorgar una herramienta a todas la personas para ayudar a poner en práctica el Art. 46 de la Constitución Nacional que dice: “TODOS LOS HABITANTES DE LA REPÚBLICA SON IGUALES EN DIGNIDAD Y DERECHOS. NO SE ADMITEN DISCRIMINACIONES. EL ESTADO REMOVERÁ LOS OBTÁCULOS E IMPEDIRÁ LOS FACTORES QUE LAS MANTENGAN O LAS PROPICIEN”. Disculpen los que conocen la C.N. pero estoy segura de que muchos congresistas lo ignoran. Y si lo conocen, no les importa. Ellos son privilegiados.
Quiero compartir una realidad cotidiana de terror a la cual se ve expuesta cualquier mujer por el solo hecho de su sexo. La historia de Lucía Sandoval. Una más de los miles de mujeres víctima de violencia doméstica. Lucía acudió al juzgado de paz y obtuvo la orden de exclusión y de alejamiento del hogar del marido, ¡¡¡y le dijeron que ella debía entregarle a su victimario!!!
Por segunda vez, el papa Francisco declaró que las mujeres paraguayas merecían el premio Nobel sin especificar en qué categoría sería otorgado, lo que señala su intención: rendir un homenaje de admiración y de respeto a las mujeres que vivieron durante y luego de la Guerra del 70, porque “…hizo esa gran opción de tener hijos para salvar la Patria, la lengua, la cultura y la fe”.