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- 1 de enero, Olga Delvalle, (40) San Juan Bautista de las Misiones, concubino Fermín Saldaña (43).
- El 3 de enero, Clotilde Acuña Díaz, (26) muerta por Osvaldo Villalba Rodríguez (27). Mató de dos balazos a su expareja. El autor se quitó la vida de dos disparos en el pecho.
- 13 de enero, Clemencia Bordón de Caballero (47), supuesto homicida, su esposo Mario Caballero, quien la mató de 27 puñaladas y con quien tuvo siete hijos, en San Roque González .
- El 23 de enero, María Ester Bogarín Guerrero (26), atacante Carlos Rubén Silva (25), un balazo a su expareja, después dos tiros a su hija Katherin Luján Silva Bogarín (6) e hirió con un disparo a su otra hija Gellenna Ester Silva Bogarín (4). El asesino se quitó la vida de dos disparos.
- El 26 de enero, Marta María Navarro Pérez (34). El autor confeso su esposo Bernardo Concepción López Sosa, de 33 años. El matrimonio tiene tres hijos. Azara casi Vía Férrea de la compañía Bella Vista de Luque.
- El 31 de enero, Ruth Mabel Vargas (18 años) muerta por su exconcubino en J. Augusto Saldívar.
- El 1 de febrero, Limpia Concepción Aquino Ferreira (32), muerta por su concubino en Lambaré.
Olga, Clotilde, Clemencia, María Ester, Marta, Ruth, Limpia. ¿Qué nos dicen estos nombres? Nada, absolutamente nada. Sin embargo, como lo señala la crónica de los diarios, son los nombres de las mujeres muertas en los primeros 32 días este año 2014 en manos de sus compañeros o excompañeros.
¿Por qué murieron estas mujeres en manos de esos hombres con quienes en algún momento tuvieron una relación? Por “celos”, en “defensa del honor” o por haber tenido la posibilidad de “abandonar” a su compañero de ayer. Esas mujeres objeto mueren por un mal social que nos guste o no, se llama simplemente MACHISMO aprendido en primer lugar en nuestros hogares, reforzado en forma sutil o brutal por la sociedad y por el Estado, que niega a la mujer la calidad de sujeto, de persona libre con derecho a autodeterminarse.
Repito. Esas mujeres son culpables de haber nacido mujeres y de vivir en una sociedad donde la discriminación hacia la mujer es transversal en toda la sociedad. Parecería que la preocupación por la salud, por la educación, por los derechos de las mujeres es de boca para afuera, conservando toda su fuerza en la realidad y en eso no hay mentiras y así lo corroboran los datos conocidos de la violencia contra la mujeres, que tiene un subregistro de terror. No existe otra explicación a tantas muertes y de modo tan brutal, con tanta crueldad.
Quizás no estuve muy atenta, pero no escuché ni vi marchas de sus familiares, pedidos de justicia, comunicados de preocupación, declaraciones, indignación de mujeres públicas (ministras, diputadas, senadoras) en forma personal. También me suena el silencio de las organizaciones de mujeres.
Y ni qué decir del Ministerio de la Mujer donde acudí a los efectos de conocer los nombres de esas víctimas evitables y tuve que campanearme por otro lado. En la oficina de Sedamur me indicaron que no tienen un observatorio de violencia. Me remitieron a la Oficina de Comunicación, donde no cuentan con registros y debían buscar en los diarios del mes. Es cierto que amablemente me prometieron los datos. Que no los tuve en forma oportuna. No comprendo cómo se podría trabajar en forma seria sin contar con los datos públicos del Ministerio encargado del tema.
El silencio es la respuesta a todas esas muertes evitables. La indiferencia. Por ahora, son 7 mujeres con familias, con su historia, muertas por sus compañeros o excompañeros. No faltarán personas, hombre o mujer, que las culpabilice, que se pregunten qué hicieron, que hayan justificado de alguna u otra forma su muerte.
La ley sola no basta. Algunas personas reclaman una ley especial y el aumento de las penas, y ante el aumento mundial en las cifras de ese crimen tengo dudas sobre esa respuesta fácil e inútil. No devuelve ninguna vida. El feminicidio es la forma máxima de violencia contra la mujer y contamos ya con el Art. 105 del Código Penal.
La prevención es el único camino, y la prevención se da únicamente por el compromiso de aplicar políticas públicas de educación igualitaria y hasta quizás con una ley contra toda forma de discriminación (que está en el Congreso). Mientras tanto, el funcionamiento eficiente de las instituciones que tienen que ver con la violencia, como Policía Nacional, juzgados de Paz, fiscalías, jueces en lo Criminal.
Pero el mayor compromiso es la vigencia de nuestra desconocida y violada Constitución Nacional por parte de todos y de todas, sin discriminación alguna.
Solo así, SERÁ JUSTICIA.