¿Por qué cambia el sueño al envejecer?
A medida que envejecemos, el cuerpo y el cerebro atraviesan transformaciones que impactan directamente en el descanso nocturno. Estos son algunos de los principales cambios:
1. Menos horas de sueño y sueño más ligero. Las personas mayores suelen dormir menos tiempo y experimentar menos fases de sueño profundo, lo que puede generar una sensación de cansancio al despertar.
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2. Ritmo circadiano adelantado. El reloj biológico tiende a cambiar con la edad. Es común sentirse somnoliento más temprano por la noche y despertarse antes al amanecer.

3. Despertares frecuentes durante la noche. Las interrupciones del sueño son más comunes en adultos mayores. Pueden deberse a dolores, necesidad de ir al baño, medicamentos o trastornos como el insomnio.
4. Menor eficiencia del sueño. Con los años, el tiempo real de sueño en relación al tiempo en la cama disminuye. Esto puede afectar la calidad del descanso y la recuperación nocturna.
Estrategias para mejorar el descanso en adultos mayores
Aunque los cambios en el sueño son normales con la edad, existen hábitos saludables que pueden mejorar la calidad del descanso:
1. Mantené una rutina constante. Acostarse y levantarse siempre a la misma hora ayuda a estabilizar el ritmo circadiano y facilita un descanso más profundo.
2. Optimizá tu espacio para dormir. Asegurate de que tu dormitorio sea oscuro, silencioso y fresco. Podés usar cortinas opacas, tapones para los oídos o una máquina de ruido blanco.
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3. Reducí el uso de pantallas antes de dormir. La luz azul de celulares, tabletas y televisores puede afectar la producción natural de melatonina. Lo ideal es evitarlas al menos una hora antes de acostarte.
4. Incorporá hábitos de relajación. Actividades como la lectura, la meditación o ejercicios de respiración ayudan a calmar la mente y preparar el cuerpo para dormir.
5. Cuidá lo que comés y bebés. Evitá cenas pesadas, cafeína o alcohol antes de dormir. Una alimentación ligera y equilibrada favorece un mejor descanso.
6. Consultá con un profesional si el insomnio persiste. Trastornos como la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas o el insomnio crónico pueden tratarse con ayuda médica.
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Dormir bien a los 60+ es posible
Envejecer no significa renunciar a un sueño reparador. Con pequeños cambios en la rutina diaria y un enfoque consciente del descanso, es posible mejorar la calidad del sueño y, con ello, la salud general.
Dormir bien después de los 60 puede marcar la diferencia en la energía, el ánimo y la vitalidad con la que se viven los años posteriores.