16 de noviembre de 2024
SALAMANCA. Desde lo alto de la colina, coronada por un gigantesco león de bronce con una garra descansando sobre un globo terráqueo, sólo se ve un campo abierto limitado a lo lejos por filas de árboles entre los que aparecen los techos de algunas construcciones. Ante nuestros ojos tenemos el campo de Waterloo, el sitio donde hace doscientos años se resolvió –una vez más– el destino de Europa.