25 de agosto de 2025
Con un bagaje de esperanzas, arropado con centenares de promesas electorales de trabajo, salud, educación, y con el eslogan de “vamos a estar mejor”, Santiago Peña arribó al poder hace dos años apadrinado por Horacio Cartes. Tenía la pista lista para despegar después de la pandemia: Paraguay había sido felicitado por el FMI por ser uno de los países en la región que iba a tener una mayor recuperación económica. Tenía la mesa servida para el banquete de un Gobierno que cumpliera las promesas comprometidas en campaña del Partido Colorado, en representación de Honor Colorado. Pero aún con todos los vientos a favor que le dieron alas a sus aviones a lo largo de casi medio centenar de viajes por casi todos los continentes, Santiago Peña no ha logrado hacer aterrizar su “vamos a estar mejor” para todo el pueblo paraguayo. Las esperanzas, 730 días después, están cada día más desteñidas.
Expertos extranjeros de la región en materia electoral coincidieron ayer en que el desafío democrático sigue siendo el escaso compromiso de la clase política para cumplir sus promesas electorales, factor que en muchos casos desmotiva a los ciudadanos.