“Estoy seguro de que haremos un tratado que tenga en cuenta la realidad de los dos países y que tenga en cuenta el respeto que Brasil tiene que tener por su aliado, nuestro querido Paraguay”, afirmó, destacando que la colaboración es un acuerdo civilizatorio y que probó que es posible hacer tratados binacionales para que todos los involucrados ganen.
Los últimos gobiernos han elaborado distintos planes de desarrollo nacional, que sintetizaban visiones similares pero con abordajes un poco diferentes. El plan denominado Políticas Públicas para el Desarrollo Social 2010-2020, conocido también como “Paraguay para todos y todas”, elaborado por el gabinete social durante el gobierno de Fernando Lugo, el plan estratégico económico y social, preparado por el Ministerio de Hacienda, también durante la era Lugo, y el Plan Nacional de Desarrollo, recientemente presentado por la Secretaría Técnica de Planificación, no hacen referencia explícita a la cuestión regional o espacial. Tampoco presentan orientaciones o lineamientos básicos para las distintas áreas del país.
Hemos incursionado en esta serie con ideas concretas que un estadista podría capitalizar para lograr el desarrollo nacional. El que lo haga podría convertir sus dotes de oro en el metal más noble que el hombre ha establecido para su inmortalidad, el bronce. Este aparente mal negocio es la metáfora del reconocimiento humano.
¿Por qué se tiene que hacer la reforma agraria? ¿Por qué fracasaron los intentos de la reforma agraria en distintos gobiernos sucesivos hasta el presente? ¿Qué fórmula diferente hay que aplicar? En este artículo trataremos de responder a estas preguntas a la luz de un criterio netamente técnico, a pesar de que la solución del problema de la tierra pasa irremediablemente por lo “político”, porque golpea al grupo más poderoso con mucho poder económico/político.
La planificación es una herramienta de gestión para cualquier empresa o Gobierno. Como los recursos son limitados y las necesidades de la sociedad son mayores que dichos recursos –materiales y humanos– se debe priorizar las necesidades y asignar recursos a dichas prioridades para alcanzar los objetivos nacionales.
No existen países ricos ni pobres, sino países bien y mal administrados. Todas las personas, empresas y países necesitan administrar sus escasos recursos de la mejor manera posible, para lograr sus objetivos con el menor costo. Tales recursos se caracterizan, además de ser escasos, de usos alternativos y distribuidos en forma heterogénea en el mundo