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Los planes de desarrollo de los últimos gobiernos han tenido la intención de reflotar la planificación, luego de al menos una década en la que ha perdido poder. La Secretaría Técnica de Planificación no ha logrado aún recuperar el rol que tenía hace décadas, cuando era la responsable de realizar los estudios y análisis que guiaban el desarrollo y la instalación de infraestructuras.
Actualmente, los distintos ministerios disponen de mayor capacidad de acción y planificación, pues cuentan con recursos propios, relegando a la Secretaría Técnica de Planificación a un segundo plano. Así, nadie parece disponer de una visión integrada, transdisciplinaria sobre el modelo de país y de sociedad que se desea ni de los medios necesarios para transitar hacia la imagen ideal. Peor aún, ante el crecimiento sin planificación ni preparación no son pocos los técnicos que atribuyen poco valor y aporte a la reflexión sobre el futuro.
Los distintos ministerios han avanzado en la planificación sectorial, aunque sin el seguimiento necesario ni la incorporación de la mirada territorial, es decir cómo se intervienen en función a las características, condiciones, problemáticas, oportunidades y vocación de cada una de las regiones del país. Es tarea de la Secretaría Técnica de Planificación generar los estudios, análisis y reflexiones que brinden una base técnica a los diferentes ministerios para que estos los incorporen a sus respectivas intervenciones.
Otro desafío es la superación de la mirada administrativa como unidad de análisis. En efecto, la división administrativa en departamentos y distritos es necesaria y valiosa para la gestión pública, pero el análisis requiere necesariamente una mirada integral y multirregional que trascienda la lógica de compartimentos estancos, donde cada departamento era estudiado y sobre todo presentado individualmente, es decir, sin incorporar vínculos con los espacios vecinos.
Tareas para avanzar en la planificación general o sectorial
Las urgencias políticas por intervenir y dar respuestas a las demandas sociales son la principal limitante a la planificación. El voluntarismo debe ser combatido con planificación central y sectorial, pues permitirá el ahorro de tiempo, recursos y esfuerzo para el mismo logro de los objetivos.
Planificar requiere antes conocer, comprender, estimar, prever y proyectar. Estas tareas técnicas exigen a su vez de fuentes de información objetiva, sistemática y representativa de las regiones del país.
Un problema no menor es la forma en que se implementa la planificación, pues exige altos niveles de comunicación y coordinación entre las instancias centrales y descentralizadas. En este sentido, la pobre labor de gobernaciones y municipalidades podría hacer pensar en una vuelta al centralismo. Es decir al retorno de la planificación e intervención centralizada sobre todo en un país pequeño como Paraguay.