Qué le pasa al cuerpo con frío y con calor
El frío (crioterapia) reduce la conducción nerviosa y el flujo sanguíneo superficial, lo que puede disminuir dolor e inflamación en el corto plazo.
El calor (termoterapia) aumenta la circulación y la extensibilidad de los tejidos, útil para aliviar rigidez y preparar músculos y tendones antes de mover o cargar.
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Cuándo usar frío: golpes y fases agudas
Tras golpes, torceduras o esguinces, el frío puede ayudar a mitigar el dolor inicial y el edema.

Guías de fisioterapia y medicina del deporte recomiendan su uso como medida sintomática temprana, combinada con elevación, compresión y protección de la zona.
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La evidencia indica que el hielo alivia el dolor en las primeras horas o días, pero no acelera por sí mismo la curación de ligamentos o músculos. Evitá aplicaciones prolongadas o directas sobre la piel para no dañar tejidos.
Cuándo usar calor: rigidez, contracturas y dolor muscular
El calor suele ser más útil cuando predomina la rigidez o la “dureza” muscular, como en contracturas o dolor lumbar inespecífico.

Revisiones sistemáticas (Cochrane, entre otras) señalan un alivio pequeño a moderado del dolor a corto plazo con compresas o mantas térmicas, especialmente si luego realizás movilidad suave o ejercicios terapéuticos.
También puede servir como “entrada en calor” antes de la rehabilitación.
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Tendinopatías: alivio sí, tratamiento de base no
En tendinopatías (como Aquiles, rotuliana, codo), frío o calor pueden brindar alivio transitorio.
El abordaje principal sigue siendo la gestión de cargas y el fortalecimiento progresivo (frecuentemente con trabajo excéntrico o isotónico lento).
Documentos de referencia de la medicina del deporte y la fisioterapia subrayan que los agentes térmicos no reemplazan el programa de ejercicio, la educación sobre cargas y, cuando corresponde, la corrección técnica.
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Qué dice la evidencia
- Alivio sintomático: tanto frío como calor muestran beneficios modestos y de corta duración para el dolor, más consistentes en las primeras 48–72 horas con frío en lesiones agudas y con calor en cuadros subagudos o crónicos con rigidez.
- Función y tiempos de recuperación: los estudios no muestran ventajas claras y sostenidas en retorno a la actividad solo por usar hielo o calor. Su valor es acompañar la rehabilitación activa.
- Guías actuales: marcos como Peace & Love, difundidos en publicaciones de medicina del deporte, priorizan proteger, educar, evitar antiinflamatorios de rutina en fase aguda, cargar gradualmente y emplear modalidades pasivas (incluida la crioterapia) como apoyo, no como pilar.
Cómo aplicarlos de forma segura

- Frío: aplicá compresas frías o hielo envuelto 10–15 minutos, retirá y dejá que la piel vuelva a su temperatura antes de repetir. Usalo 2–5 veces al día en las primeras 24–72 horas si hay dolor o hinchazón. No lo apliques directo sobre la piel ni duermas con el hielo puesto.
- Calor: empleá calor húmedo o seco tibio 15–20 minutos para aliviar rigidez o antes de ejercitar. La sensación debe ser confortable, nunca quemante. Luego aprovechá para hacer movilidad y ejercicios indicados.
- Combinación: alternar no es imprescindible. Elegí según el síntoma dominante: frío cuando “late e hincha”, calor cuando “tira y está duro”.
Mitos comunes
- “Cuanto más hielo, mejor”: el exceso puede irritar la piel y entumecer en exceso, dificultando la activación muscular.
- “El calor ‘disuelve’ la inflamación”: no “deshace” procesos biológicos; mejora la percepción de rigidez y el flujo local.
- “Sin hielo no sanás”: los tejidos se reparan por mecanismos internos y por una progresión adecuada de cargas. El hielo solo ayuda con el dolor.
Señales de alerta y contraindicaciones
Evitá frío en casos de fenómeno de Raynaud, crioglobulinemia, hipersensibilidad al frío, heridas abiertas o sensibilidad cutánea alterada.
Tené cuidado con calor en neuropatías periféricas, dermatitis, infecciones locales o mala circulación.
Si hay dolor que no cede, entumecimiento persistente, pérdida de fuerza marcada, deformidad o incapacidad para apoyar, buscá evaluación profesional.
El lugar de la terapia térmica en tu rehabilitación
Las principales sociedades científicas (por ejemplo, Cochrane, American College of Sports Medicine, National Institute for Health and Care Excellence y World Physiotherapy) coinciden en que las modalidades térmicas son herramientas de apoyo.
Usalas para manejar síntomas mientras avanzás con lo que más cambia el pronóstico: educación, reposo relativo, retorno progresivo de la carga y ejercicios específicos guiados.