El cartismo levanta una coraza alrededor de cuestionados personajes

El cartismo se ha caracterizado no solo por promover proyectos de leyes que parecen van a contramano de los derechos que benefician a la ciudadanía, sino que también por apañar a las piezas más cuestionadas de la política. Esta actitud, que encuentra complicidad en una Justicia indiferente, sumisa y dependiente del poder político, deja en completa indefensión al pueblo paraguayo, que así, en vez de tener a sus representantes en el poder, da la impresión de que tiene a sus verdugos. Ese sector no se inmuta ante los escándalos de presunta corrupción que toman estado público, como en el caso de la senadora Noelia Cabrera (PLRA, cartista), o del intervenido intendente Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista). A este paso, puede pensarse que el cartismo no defiende a personas, sino una filosofía de corrupción.

El cartismo se ha caracterizado no solo por promover proyectos de leyes que parece van a contramano de los derechos que benefician a la ciudadanía, sino que también por apañar a las piezas más cuestionadas de la política. Esta actitud, que encuentra complicidad en una Justicia indiferente, sumisa y dependiente del poder político, deja en completa indefensión al pueblo paraguayo, que así, en vez de tener a sus representantes en el poder, da la impresión de que tiene a sus verdugos.

Las frases del propio presidente de la República, Santiago Peña, que en un ataque de “sincericidio” daba a entender a todo el país que el derecho constitucional de acceso a la función pública se convertiría en letra muerta ya que ningún paraguayo con méritos, estudios, idoneidad o preparación, a quienes denominó como “guapitos” en son de desprecio, tendrían cabida en puestos estatales, los que así están reservados para quienes cuelguen un pañuelo en el cuello o para aquellos con quienes los cartistas deseen repartir el “pastel” del dinero público, como ocurre, por ejemplo, en el Congreso, distribuyendo cargos a gusto y paladar, sin importar si son bachilleres, si son familiares directos, o si ni siquiera van a trabajar.

Toda esta desvergüenza es apañada por el presidente del Congreso, Basilio “Bachi” Núñez, quien ocupando un cargo en línea de sucesión directa a la presidencia de la República, no se inmuta ante los escándalos de corrupción que toman estado público en la institución a su cargo, como en el caso de la senadora Noelia Cabrera (PLRA, cartista), que utilizó, bajo su venia, un vehículo confiscado a un procesado por tráfico de armas.

La misma, además de tomar provecho personal de un bien a cargo de la Secretaría Nacional de Bienes Comisados (Senabico) y cedido al Congreso para uso de la Comisión Nacional de Defensa de los Recursos Naturales (Conaderna), incluyó a su madre, Vicenta Eusebia Petters Minck, como beneficiaria para cobrar subsidios destinados a adultos mayores de escasos recursos, mientras su hermano José Gaspar Cabrera Petters obtuvo una beca a través de BECAL, presentándose como una persona de escasos recursos, cuando en realidad percibía un millonario salario de Itaipú. Pero hay más: figuran en la Conaderna dos “neposobrinos” de la senadora liberocartista, Iván (25) e Irene (20) Giménez Cabrera, con un salario conjunto de 27 millones de guaraníes. Otros, al parecer, tras ser nombrados por el presidente del Congreso en supuestos “cargos de confianza” percibían millonarios salarios sin prestar servicios en el Congreso, ya que aparentemente trabajaban en un estudio jurídico particular, a costa del pueblo paraguayo.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

La propia responsable del área de talentos humanos del Congreso, Norma Cardozo, refirió: “Nosotros recibimos los documentos por orden del presidente del Congreso, no de los legisladores. Fue por orden del presidente”, refiriéndose a la venia de Basilio “Bachi” Núñez para el ingreso de ambos “neposobrinos” de la senadora.

Sin embargo, hasta ahora el cartismo no le suelta la mano a Cabrera, como al parecer tampoco lo hace con el impresentable Óscar “Nenecho” Rodríguez, imputado por lesión de confianza y asociación criminal por parte del Ministerio Público, en el caso de los “detergentes de oro”, mientras que la Municipalidad de Asunción, a su cargo, está intervenida y donde se vienen sacando a luz graves irregularidades. Tanto Nenecho como su esposa, la senadora Lizzarella Valiente (ANR, cartista), se han jactado más de una vez de que el líder de esa corriente colorada no le ha soltado la mano al primero.

A este paso, puede pensarse que el cartismo no defiende a personas, sino una filosofía de corrupción. Es la idea que prendió durante el stronismo y que nunca se fue tras su caída. Se mantuvo disimuladamente desde 1989, pero ahora volvió con más fuerza y sin disimulo ni rubor. Retornó el eslogan de que “el mejor amigo de un colorado es otro colorado” (o quien apoya a los colorados, se podría decir), sin duda, sin importar capacidad, inteligencia, conocimiento, experiencia y honestidad. La afiliación colorada, la pertenencia al cartismo o el apoyo a Honor Colorado son mucho más importantes, según puede pensarse partiendo de las propias palabras del presidente Santiago Peña.

Ser buen colorado, a juzgar por cómo actúa la dirigencia actual de la ANR, es repartir cargos con jugosos salarios para sus leales (sean o no afiliados). Es someter al Poder Judicial para defender a sus huestes, copando instituciones de justicia, con jueces y fiscales a la medida. El ejemplo contenido en los mensajes telefónicos del fallecido diputado Eulalio “Lalo” Gomes pinta de cuerpo entero cómo manipulan la Justicia.

En el Congreso, ser buen colorado es aprobar leyes que faciliten el uso indiscriminado de dinero público para beneficio de un sector a través de licitaciones públicas o eliminar normas que eviten el gasto irracional en los tres Poderes del Estado. Ejemplo reciente es la adjudicación realizada por el presidente del Congreso de dos millonarias licitaciones y autorización de transferencias en tiempo récord a la empresa Astelev, que cuenta con graves denuncias y es investigada por la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas, la cual confirmó falsificación de documentos por parte de la empresa adjudicada por Bachi Núñez.

Pero sin dudas, en la sumatoria de hechos bochornosos impulsados por el cartismo, la expulsión arbitraria de la entonces senadora Kattya González no se puede dejar de mencionar. Los hechos que se le atribuyeron fueron desestimados por el Ministerio Público, con lo que se evidencia que cuando se trata de dejar de lado a adversarios políticos, además de tomar medidas en tiempo récord, no existen problemas con inventar causales de enjuiciamiento. Sin embargo, cuando se trata de dar protección a sus leales, como en el caso de Noelia Cabrera, ni la más grosera de las evidencias les es suficiente. Todo esto demuestra que no estamos muy alejados de aquella frase de Joan Manuel Serrat, que pensábamos ya formaba parte de la historia: “Tienen doble vida, son sicarios del mal. Entre esos tipos y yo (y el pueblo paraguayo, diríamos nosotros) hay algo personal”.

Enlace copiado