Un Gobierno ciego, sordo y mudo

En la semana que acaba de terminar se llevó adelante una de las más grandes marchas ciudadanas contra el Gobierno que apenas lleva poco más de un año y medio en el poder y, sin embargo, ya congregó a varios grupos sociales disconformes que claman una respuesta a las necesidades básicas. Entre los sectores convocados y pese a la lluvia que cayó fuertemente en la zona de la capital, se encontraron adultos mayores, personas con discapacidad, jubilados, campesinos, pueblos indígenas, representantes de partidos de la oposición, del sector de salud y ciudadanos que se sumaron al descontento popular cada vez más generalizado. La marcha nacional, según sus protagonistas, se alzó de forma pacífica en contra de la corrupción y la impunidad que “ornamentan” el gobierno de Santiago Peña y que impiden que los paraguayos y paraguayas “estén mejor” ya que, hasta ahora, solo ciertos privilegiados lograron ese propósito a costa del ciudadano común. Además de eso, acusaron a las autoridades de usar las represas hidroeléctricas binacionales para sus “negociados”.

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En la semana que acaba de terminar se llevó adelante una de las más grandes marchas ciudadanas contra el Gobierno que apenas lleva poco más de un año y medio en el poder y, sin embargo, ya congregó a varios grupos sociales disconformes que claman una respuesta a las necesidades básicas. Entre los sectores convocados y pese a la lluvia que cayó fuertemente en la zona de la capital, se encontraron adultos mayores, personas con discapacidad, jubilados, campesinos, pueblos indígenas, representantes de partidos de la oposición, del sector de salud y ciudadanos que se sumaron al descontento popular cada vez más generalizado.

La marcha nacional, según sus protagonistas, se alzó de forma pacífica en contra de la corrupción y la impunidad que “ornamentan” el gobierno de Santiago Peña y que impiden que los paraguayos y paraguayas “estén mejor” ya que, hasta ahora, solo ciertos privilegiados lograron ese propósito a costa del ciudadano común. Además de eso, acusaron a las autoridades de usar las represas hidroeléctricas binacionales de Itaipú y Yacyretá para sus “negociados”.

Entre los discursos expresados en la multitudinaria marcha se oyeron también reclamos contra la corrupción, el “narco-Estado” y el sometimiento de la justicia al poder político.

Este año y medio de gestión de Peña se caracterizó por varios escándalos de presunta corrupción dentro del Congreso Nacional, casos de nepotismo, clientelismo y nombramientos sin concurso y con elevados salarios a personas sin títulos universitarios ni preparación. Gracias al trabajo investigativo de la prensa y los pedidos de información pública de ciudadanos comprometidos con la transparencia, se logró poner al descubierto cómo los presidentes de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre, y del Congreso Nacional, Basilio Núñez, avalaban contratos y nombramientos sin concurso de méritos y guiados solamente por aparentes favores políticos. También se destaparon casos de cobros irregulares de viáticos para paseos al exterior por parte de un séquito de parlamentarios que alegaba una supuesta participación como veedores de las elecciones en Estados Unidos, pero a las cuales no fueron invitados oficialmente, demostrando con esto que para malgastar el dinero público, cualquier excusa es válida.

El corolario de la desvergüenza y la indignación popular fue sin dudas el autoaumentazo de sueldo que se asignaron los congresistas, recortando para ello otros gastos sociales, total, el bienestar del pueblo pasa a segundo plano, siempre y cuando, ellos estén saciados.

El Poder Judicial, y el sistema de justicia paraguayo en general, ha dado su espectáculo más lamentable en las últimas décadas, lo cual también fue mencionado como motivo de la manifestación ciudadana. La indiferencia del fiscal general del Estado, Emiliano Rolón, en casos controversiales y de posible alta corrupción gubernamental ha sido el detonante. El asesinato del fiscal Marcelo Pecci en manos del crimen organizado sigue sin ser develado, y lastimosamente sin esperanza de que lo sea, mientras siga en manos de un fiscal general que delega tal responsabilidad a un mago como “Mandrake”. Además de ello, la filtración de comprometedores mensajes entre el ya extinto diputado Lalo Gomes y el ahora expresidente del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados Orlando Arévalo (ANR, cartista), que sugieren graves intromisiones en la Justicia, constituye para el fiscal general un “tema gastado” que por lo visto no merece importancia.

Los manifestantes también dedicaron su atención a la fastuosa mansión que, después de manifestarse él mismo un ciudadano modesto, el presidente Santiago Peña se construyó en San Bernardino, y a donde suele transladarse en helicóptero de la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP).

La Corte Suprema de Justicia, mientras tanto, contribuye fuertemente a la impunidad y atenta contra la propia democracia, por ejemplo, al dilatar la resolución en casos como la destitución ilegítima de la entonces senadora Kattya González. Este quiebre en la institucionalidad es sin dudas uno de los peores mensajes del poder político en la era democrática, y el Poder Judicial continúa impávido ante ello.

Ni qué hablar de la falta de gobernanza del Poder Ejecutivo en manos de un presidente que durante el año y medio de gestión se caracterizó por muchos días en el exterior, si bien, al parecer su presencia en el país no es tan importante pues las decisiones sobre los temas nacionales no se adoptan en el Palacio de López.

Pero sin dudas Peña se coronó con el apoyo dado a dos de sus ministros, los hermanos Liliana y Marco Alcaraz, salpicados por supuestos hechos de corrupción y tráfico de influencias según los chats filtrados de Eulalio “Lalo” Gomes. Pero lejos de destituirlos y enviar un mensaje de tolerancia cero a posibles casos de corrupción, el mandatario manifestó su apoyo incondicional a los mismos, manteniéndolos firmes en sus respectivos cargos de titular de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad) y de Inteligencia, respectivamente.

Todos estos hechos ocurridos en tan corto tiempo han ocasionado la profunda indignación ciudadana manifestada en las calles, pidiendo a gritos que los tres poderes del Estado dejen de ser ciegos ante las injusticias sociales, sordos ante los reclamos populares y mudos para sentar posturas firmes de lucha contra la corrupción lacerante.

Existe en este momento un Paraguay de descontentos, injusticias, privilegios para unos pocos y falta de oportunidades para quienes no se atan el pañuelo al cuello. Y existe un Paraguay paralelo, el que ellos creen que existe o pretenden hacer creer, un Paraguay de discursos y frases vacías, un Paraguay de pomposas inauguraciones donde la escenografía es montada solo para la foto y luego desmontada para traer consigo desenlaces fatales en hospitales públicos. Un Paraguay donde obligan a los niños a corear agradecimientos al presidente como si de un monarca se tratara. Un Paraguay donde se justifica lo que se hace mal con la frase “otros lo hicieron peor”, sin entender que hoy el poder lo tienen ellos, los que están CIEGOS, SORDOS y MUDOS a las necesidades de un Paraguay hastiado de sus gobernantes que en tan poco tiempo han matado las esperanzas de su pueblo.

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