El crecimiento económico más inclusivo que pueda permear a los distintos sectores de la sociedad sigue siendo un gran desafío para el país. En la última semana, el Banco Central del Paraguay (BCP) volvió a ajustar al alza su proyección de crecimiento de la economía desde 4% a 4,4% por una mejor dinámica por encima de lo esperado.
Sin embargo, en la misma semana, también se dio a conocer el resultado del Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que nuevamente se ubicó la percepción de los encuestados en la zona de pesimismo, lo que refleja cierta desconfianza de los consumidores locales para realizar compras e inversiones. Algo contradictorio con el dato de mayor crecimiento que se espera para el año.
El analista y consultor financiero, Amílcar Ferreira, reflexionó sobre esta situación, mencionando que en Paraguay vivimos “dos realidades” y parte de esto se debe a al gran nivel de informalidad a nivel ocupacional y el reto que tenemos de superar el rezago educativo
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Estamos en un buen año

Por un lado, el experto destacó que ciertamente estamos en un año bueno, un año totalmente normalizado en cuanto a las variables que impulsan la economía paraguaya. “Todos los “astros se alinean” positivamente este año para Paraguay” afirmó. Mencionó que tuvimos cuatro años anteriores de sequía con dificultad para la navegación y que eso ya ahora está normalizado, con un buen régimen de lluvias, un río que en este momento es navegable, con los factores económicos a pleno.
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Por otra parte, con este beneficio de la normalización cambiaria en Argentina hace que tengamos una mayor dinámica de compradores argentinos que benefician al comercio. Además del comercio, se destaca el desempeño de la ganadería, que ha presentado buenos números con un nivel de exportaciones. También resaltó el repunte en la manufactura y la construcción, que vienen mostrando un buen dinamismo.
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En dos realidades

No obstante, Ferreira reconoció que todavía hay un desequilibrio en cuanto a la percepción de la economía. Añadió que esto se debe en que realidad existen “dos realidades distintas”. Por un lado tenemos un 40% de la población que tiene ingresos superiores al mínimo y que en cierta manera participa de la economía, trabaja, tiene mayor nivel de preparación profesional, se integra, tiene ingresos crecientes, pero, por otro lado, tenemos un 60% de la población de ingresos bajos que les cuesta participar porque tenemos una economía que cada vez es más sofisticada, una población ocupada mayormente en trabajos informales.
Añadió que Paraguay está en una etapa de economía de la eficiencia, donde las actividades ya se realizan de una manera más sofisticada, con implementación de tecnología, de software, de conocimientos más profesionales.
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“Lo que ocurre en Paraguay, por un lado es que la gente que percibe el crecimiento está más dentro del grupo del 40% de mayores ingresos, pero si estás en el grupo del 60% de ingresos bajos, la sensación es diferente. Entonces, uno de los retos principales reto para Paraguay es superar ese rezago educativo” concluyó