Cinco islas de Grecia que tenés que visitar antes de los 40

Mykonos, Grecia.
Mykonos, Grecia.Shutterstock

Las islas griegas ofrecen un equilibrio distintivo entre aventura y relajación. Santorini, Mykonos, y otras, presentan cada una un atractivo único que transforma cada viaje en una experiencia inolvidable.

Grecia tiene más de 6.000 islas e islotes, pero solo alrededor de 200 están habitadas. Entre ellas, algunas se convirtieron en sinónimo de postal perfecta: casitas blancas, cúpulas azules, mar transparente y atardeceres que quedan grabados en la memoria —y en el carrete del celular—.

Antes de los 40, cuando aún se busca combinar aventura, vida nocturna, naturaleza y un poco de lujo accesible, estas cinco islas griegas ofrecen una mezcla difícil de igualar.

1. Santorini: el atardecer que se volvió leyenda

Solo el nombre ya evoca imágenes de cúpulas azules y balcones colgados sobre acantilados. Santorini es, probablemente, la isla más famosa de Grecia, y con razón: se formó a partir de una espectacular erupción volcánica hace unos 3.600 años, y su geografía es parte de su encanto.

Santorini al atardecer.
Santorini al atardecer.

En Oia y Fira, las dos localidades más icónicas, el ritual es casi obligatorio: encontrar una terraza, pedir una copa de vino local (el Assyrtiko es la estrella de la isla) y esperar el atardecer. El sol se hunde en la caldera volcánica, y cada noche, sin excepción, cientos de personas aplauden el final del espectáculo.

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Más allá de la postal, Santorini es ideal para quienes quieren:

  • Sabores con vistas: desde restaurantes de alta cocina hasta tabernas familiares, la gastronomía combina productos locales —tomates, alcaparras, pescados— con una tradición vinícola milenaria.
  • Caminatas escénicas: el sendero entre Fira y Oia bordea acantilados y miradores naturales. Son unas 3 horas de caminata moderada con vistas constantes al mar Egeo.
  • Playas volcánicas: la Red Beach, de arena rojiza, o la Perissa, de arena negra, recuerdan el origen volcánico de la isla.

Santorini no es la isla más barata ni la más tranquila en plena temporada alta, pero si hay un momento para vivir esa versión de “lujo mediterráneo de película”, probablemente sea antes de los 40.

2. Mykonos: la capital del hedonismo en el Egeo

Si Santorini es la postal romántica, Mykonos es la isla de la vida nocturna y el hedonismo sin disculpas. Desde los años 60, este pequeño punto en el mapa fue refugio de artistas, celebrities y comunidad LGBTIQ+, y hoy es uno de los centros de fiesta más importantes del Mediterráneo.

Mykonos, Grecia.
Mykonos, Grecia.

El día puede empezar con un desayuno frente al mar en Mykonos Town, seguir con una playa de aguas cristalinas y terminar en una fiesta que dura hasta el amanecer. Paradise y Super Paradise Beach concentran beach clubs conocidos en todo el mundo, donde los DJ internacionales son parte del menú de verano.

Más allá de su fama de isla fiestera, Mykonos tiene otras cartas para jugar:

  • Casco antiguo encantador: el laberinto de callejuelas blancas de Chora, sus molinos de viento y el barrio de “Little Venice”, con casas que parecen colgar sobre el agua, ofrecen un ambiente más relajado durante el día.
  • Gastronomía y diseño: boutiques, concept stores, galerías de arte y restaurantes de autor conviven con tabernas tradicionales.
  • Excursiones cercanas: desde Mykonos se puede visitar Delos, una isla arqueológica considerada uno de los sitios sagrados más importantes de la Antigua Grecia.

Mykonos exige cierto presupuesto, pero la promesa es clara: una isla donde la consigna es disfrutar sin relojes ni culpas. Para muchos, una experiencia que vale la pena vivir antes de que el cuerpo empiece a exigir otros ritmos.

3. Creta: la isla para quienes quieren “todo en una”

Creta no es solo una isla más: es la más grande de Grecia y parece un país dentro de otro país. Montañas altas, gargantas profundas, playas caribeñas, ciudades con historia veneciana y restos de una de las civilizaciones más antiguas de Europa, la minoica.

Heraclión desde el aire. Así es la capital de Creta.
Heraclión desde el aire. Así es la capital de Creta.

Es una opción ideal si tenés tiempo —una semana o más— y querés concentrar distintas experiencias en un solo destino:

  • Historia viva: el Palacio de Knossos, cerca de Heraclión, está ligado al mito del Minotauro y el laberinto. Es uno de los sitios arqueológicos más importantes del Mediterráneo.
  • Playas inolvidables: Balos, con su laguna turquesa, y Elafonisi, con arena rosada, se repiten en todos los rankings de mejores playas de Grecia.
  • Naturaleza y aventura: la Garganta de Samaria es una travesía clásica para amantes del trekking, con un recorrido de 16 kilómetros entre paredes rocosas y paisajes cambiantes.

Las ciudades de Chania y Rethymno combinan fortalezas venecianas, puertos antiguos y barrios viejos llenos de bares y tabernas. Creta es también un festín para quienes aman comer: aceite de oliva, quesos, hierbas silvestres, platos de horno y cocina lenta que resumen la dieta cretense, considerada una de las más saludables del mundo.

Antes de los 40, cuando quizás todavía se busca viajar con mochila pero sin renunciar a cierta comodidad, Creta ofrece rincones remotos y un toque de sofisticación costera.

4. Naxos: la isla que combina autenticidad y comodidad

Menos famosa que Santorini o Mykonos, Naxos se ganó en los últimos años un lugar especial entre quienes buscan una isla griega más auténtica, con precios razonables y sin renunciar a buenas playas ni infraestructura turística.

Naxos, Grecia.
Naxos, Grecia.

Es la más grande de las Cícladas y ofrece un equilibrio poco frecuente:

  • Playas largas y tranquilas: Agios Prokopios, Agia Anna y Plaka se extienden en kilómetros de arena dorada y aguas calmas, con sectores más familiares y otros más desiertos.
  • Pueblos de montaña: el interior de Naxos guarda aldeas tradicionales como Halki o Apiranthos, con callecitas de piedra, casas antiguas y tabernas donde el tiempo parece ir más lento.
  • Deportes y actividades: la isla es conocida por sus condiciones ideales para kitesurf y windsurf, además de senderos para caminatas y paseos en bicicleta.

Naxos también seduce a quienes viajan en pareja o con amigos y buscan una base más tranquila. Hay bares y vida nocturna, pero sin el nivel de fiesta de Mykonos. Para muchos, es la “Cíclada ideal” cuando se quiere sentir que uno todavía está descubriendo algo que no fue completamente devorado por el turismo masivo.

5. Milos: la joya geológica del Egeo

Famosa por haber dado nombre a la Venus de Milo —la escultura clásica hallada en la isla—, Milos se consolidó como una de las grandes revelaciones del turismo griego en la última década. Su atractivo principal: un paisaje que parece de otro planeta.

Milos, Grecia.
Milos, Grecia.

La combinación de origen volcánico y erosión del mar creó cuevas, arcos naturales y acantilados de colores imposibles. Sarakiniko, quizás la playa más icónica de la isla, es una extensión de roca blanca y lisa que se hunde en un mar azul intenso. Muchos la describen como “un paisaje lunar”.

Entre los puntos imperdibles:

  • Kleftiko: accesible solo en barco, es un conjunto de formaciones rocosas y cuevas marinas de aguas transparentes.
  • Firopotamos y Mandrakia: pequeños puertos pesqueros con casas de colores y “syrmata”, antiguos garajes para barcos convertidos en alojamientos y bares.
  • Klima: un pueblo costero donde las fachadas pintadas y las puertas al nivel del agua parecen pensadas para Instagram, pero existían mucho antes de cualquier filtro.

Milos todavía conserva un aire más relajado que las islas más famosas, aunque su popularidad crece cada verano. Es ideal para quienes buscan explorar calas en barco, nadar en aguas cristalinas y sentir que cada curva del camino puede revelar otra vista sorprendente.

Antes de los 40: por qué estas islas

Viajar a las islas griegas a cualquier edad es una buena idea, pero hay algo en la combinación de energía, curiosidad y ganas de vivir experiencias intensas que hace que antes de los 40 sea un momento especialmente propicio.

  • Santorini ofrece la postal soñada y una dosis de romance y lujo.
  • Mykonos resume el lado más nocturno y desenfadado del Egeo.
  • Creta concentra historia, naturaleza y gastronomía en gran formato.
  • Naxos propone autenticidad y equilibrio entre descanso y actividades.
  • Milos regala paisajes que parecen sacados de otro planeta.

Todas son fácilmente combinables en un mismo viaje, especialmente en verano, cuando ferris y vuelos multiplican las conexiones.