Descubrí la biodiversidad impresionante de Raja Ampat: un paraíso para buceadores

Raja Ampat, en el extremo noroeste de Papúa Occidental, alberga el ecosistema marino más biodiverso del planeta, con más de 550 especies de coral y 1.500 de peces, convirtiéndose en un destino imprescindible para los amantes del buceo y la naturaleza.

Raja Ampat, Indonesia.
Raja Ampat, Indonesia.Shutterstock

La primera inmersión en Raja Ampat empieza antes de tocar el agua. A medida que la lancha se abre paso entre islotes kársticos coronados de selva, el mar pasa del turquesa al azul profundo en cuestión de metros.

Raja Ampat, Indonesia.
Raja Ampat, Indonesia.

Bajo esa superficie, en el extremo noroeste de Papúa Occidental, se concentra uno de los ecosistemas marinos más biodiversos del planeta y un destino de culto para el turismo de buceo.

Situado en el vértice del Triángulo de Coral, el archipiélago —cuya traducción literal es “Cuatro Reyes”— reúne corrientes oceánicas, plataformas someras y barrancos verticales que actúan como una fábrica de vida.

Raja Ampat, Indonesia.
Raja Ampat, Indonesia.

Biodiversidad

Inventarios científicos realizados por The Nature Conservancy y Conservación Internacional han documentado en la región más de 550 especies de coral y más de 1.500 de peces arrecifales, cifras que superan a las de muchos países enteros.

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Raja Ampat, Indonesia.
Raja Ampat, Indonesia.

Las zonas de limpieza de mantas oceánicas, los tiburones alfombra (wobbegong), los caballitos de mar pigmeo y los cardúmenes de jureles que pliegan la luz componen un catálogo que, para buceadores y fotógrafos subacuáticos, roza lo inverosímil.

Ese magnetismo ha convertido a Raja Ampat en un laboratorio vivo para el turismo de naturaleza. En dos décadas, el destino pasó de ser territorio de expediciones científicas y algunos barcos de vida a bordo a contar con una red de homestays gestionados por familias papúes, operadores locales y una temporada alta que, entre octubre y abril, llena los puntos de buceo más célebres como Manta Ridge o Cape Kri.

Raja Ampat, Indonesia.
Raja Ampat, Indonesia.

El acceso, sin embargo, mantiene cierta épica: la puerta de entrada es Sorong, conectada por aire con Yakarta, Makassar o Manado, y desde allí se continúa en ferry hacia Waisai o por lancha rápida hacia las islas.

Raja Ampat, Indonesia.
Raja Ampat, Indonesia.

El crecimiento ha obligado a diseñar reglas. Raja Ampat estableció una red de áreas marinas protegidas dentro del Paisaje Marino de la Cabeza de Pájaro, una estrategia de conservación cocreada con comunidades locales y organizaciones internacionales que combina patrullajes, boyas de amarre para evitar el anclaje sobre coral y un sistema de tarifas de entrada al parque que financia gestión y vigilancia.

Raja Ampat, Indonesia.
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Además, la regencia declaró en 2012 un santuario de tiburones y mantas, prohibiendo su captura en todas sus aguas, una medida que ha sido replicada en otras zonas de Indonesia.

Raja Ampat, Indonesia.
Raja Ampat, Indonesia.

La participación comunitaria es uno de los pilares del modelo. En aldeas de islas como Gam, Arborek o Kri, los ingresos del turismo han diversificado economías que dependían de la pesca, y han revalorizado prácticas tradicionales de manejo como el sasi, cierres temporales de áreas para permitir la recuperación de especies.

Las asociaciones de alojamientos familiares fijan estándares básicos —desde el tratamiento de residuos hasta el número de buzos por guía— y canalizan una parte de las tasas hacia educación y salud.

Raja Ampat, Indonesia.
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Raja Ampat no es un secreto, pero tampoco un producto masivo. Es un destino que exige tiempo, respeto y cierta modestia: aquí, el viaje es aprender a mirar. Y en cada inmersión, el archipiélago devuelve esa atención con un espectáculo que justifica su reputación como uno de los últimos grandes santuarios marinos del mundo.

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