Medir la vida: entre avances médicos y la incertidumbre humana

En la intersección de la medición y la medicina moderna, la inteligencia artificial promete revolucionar la predicción de enfermedades. Sin embargo, surgen dilemas éticos y prácticos que cuestionan el verdadero valor de los datos en nuestra salud.

Concepto de medicina e Inteligencia Artificial.
Concepto de medicina e Inteligencia Artificial.Shutterstock

El legado de la medición: de Lord Kelvin a la medicina moderna

Lord Kelvin, figura emblemática de la ciencia del siglo XIX, sostenía la idea de que el verdadero conocimiento se obtiene cuando se es capaz de medir y expresar en números aquello que se estudia, explica un artículo de El País, España.

Esta mentalidad, que marcó la era de los imperios y la revolución industrial, encontró un terreno fértil en el ámbito de la salud.

La capacidad de poner cifras al cuerpo humano y sus procesos se ha convertido en una promesa de control y de prolongación de la vida.

pareja tercera edad cocinando
Salud y longevidad, imagen ilustrativa.

A través de la medicina moderna y el desarrollo de análisis específicos, la sociedad se ha vuelto consciente de factores de riesgo como el colesterol, la presión arterial elevada o la deficiencia de vitamina D.

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Estos avances han contribuido a aumentar la esperanza de vida, pero también han promovido una visión en la que los números parecen tener siempre la última palabra.

Inteligencia Artificial y predicción médica: avances y dilemas

Recientemente, la revista Nature publicó los resultados de un modelo de inteligencia artificial (IA) inspirado en los grandes modelos de lenguaje, como ChatGPT.

Este sistema es capaz de predecir la evolución de más de mil enfermedades utilizando historiales médicos y datos individuales.

Inteligencia artificial (IA)
Inteligencia artificial (IA) en la medicina.

Aunque la precisión de la herramienta sigue siendo objeto de mejoras, plantea un futuro en el que podría anticiparse el desarrollo de enfermedades décadas antes de que se manifiesten clínicamente, ofreciendo la oportunidad de intervenir de manera precoz.

Sin embargo, la expansión de estas tecnologías exige una reflexión crítica sobre sus limitaciones y las consecuencias de confiar ciegamente en ellas.

Por ejemplo, estudios que evalúan la eficacia de chequeos médicos anuales masivos muestran que tienen “poco o ningún efecto” sobre la mortalidad general o por causas específicas, según una revisión de ensayos clínicos con más de 230.000 participantes.

Cribados y diagnóstico oncológico: entre precisión y ambigüedad

El oncólogo Siddhartha Mukherjee, en una reedición de su célebre libro El emperador de todos los males, alerta sobre los riesgos de interpretar de forma simplista los programas de cribado de cáncer.

Si bien los métodos actuales pueden detectar tumores, aún existen muchas incertidumbres sobre la verdadera naturaleza y evolución de los mismos.

Célula cancerosa, imagen ilustrativa.
Célula cancerosa, imagen ilustrativa.

En Estados Unidos, por ejemplo, datos recientes muestran que por cada año de pruebas de detección de cáncer, se producen unos nueve millones de resultados positivos, de los cuales 8,8 millones son falsos positivos.

Esta situación provoca que millones de personas se sometan a pruebas invasivas y sufran ansiedad innecesaria.

A pesar de ello, existen pruebas, como la colonoscopia, que han demostrado su utilidad. Un estudio con más de 80.000 participantes evidenció que en una década se redujo la mortalidad por cáncer de colon en un 50% y se previno un caso de cáncer por cada 500 pruebas realizadas.

Sin embargo, la identificación de pacientes que realmente se benefician requiere estudios extensos y costosos.

Críticas al modelo predictivo: salud persecutoria y limitaciones de la IA

Carlos Álvarez-Dardet, catedrático de la Universidad de Alicante, cuestiona el optimismo alrededor de la combinación de grandes bases de datos e inteligencia artificial.

Sostiene que “es un sueño” cuyos beneficios serán limitados para los pacientes y mayores para las empresas comercializadoras. La incertidumbre respecto a qué produce salud o enfermedad sigue siendo considerable, y centrarse únicamente en lo que puede medirse puede conducir a una “salud persecutoria”, en la que el individuo se siente constantemente obligado a cumplir con estándares imposibles y es responsabilizado por su estado de salud.

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Hombre en una consulta médica.

Álvarez-Dardet advierte que la IA carece de la capacidad para incorporar el conocimiento tácito, como la intuición humana, y que sustituir la labor médica por decisiones automáticas basadas en datos no resolverá los problemas de fondo.

Visiones opuestas: optimismo y precaución ante la IA en salud

Por otro lado, Marine Renard, coordinadora de la Unidad de Inteligencia Artificial del Hospital del Mar de Barcelona, ve un potencial notable en la IA aplicada a la oncología, hasta el punto de predecir que el cáncer podría ser curable en este siglo.

Destaca además la utilidad de los “gemelos digitales”, herramientas que reúnen grandes volúmenes de datos personales para ofrecer predicciones individualizadas que podrían empoderar a los pacientes en la toma de decisiones.

Renard subraya que el valor inmediato de estas tecnologías radica en la mejora de la gestión de la salud pública, optimizando recursos hospitalarios y permitiendo campañas de prevención más eficaces.

Sin embargo, reconoce que el desarrollo todavía es incipiente y requiere cautela para evitar resultados adversos inesperados.

El valor de la incertidumbre

Para el filósofo Javier Gomá, los avances en el conocimiento y la tecnología deben ser bienvenidos, pero también tratados con precaución para evitar usos perversos.

Gomá defiende la importancia de la ignorancia y la incertidumbre como componentes esenciales de la experiencia humana. La posibilidad de anticipar todos los riesgos, sostiene, podría convertir nuestra vida en una sucesión de amenazas, olvidando el valor de la fortuna y la arbitrariedad en la individualidad y el significado vital.

En línea con esta idea, Mukherjee describe cómo las nuevas capacidades diagnósticas han producido lo que llama “pre-supervivientes”, personas marcadas por el riesgo antes incluso de haber desarrollado la enfermedad, ampliando los límites del territorio de la enfermedad más allá de quienes la padecen activamente.

Medir la vida, vivir con incertidumbre

La irrupción de la inteligencia artificial en la medicina, con su capacidad de prever dolencias y optimizar recursos, llega en un contexto en el que la medición y los datos parecen erigirse como los únicos árbitros razonables.

Sin embargo, persisten interrogantes sobre cómo equilibrar el afán de control con la aceptación de la incertidumbre inherente a la condición humana.

Frente a un futuro dominado por predicciones de riesgos médicos, quizás sea momento de pedir también a la tecnología que anticipe los placeres y las posibilidades que nos depara la vida.

Fuente: El País

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