De un tiempo a este la sociedad paraguaya, tibia como nunca, ha visto cómo los peores se instalan en la administración del Estado, en todas sus áreas, en todas las instituciones y reparticiones que lo forman. Los mediocres han tomado por asalto el poder. No hay poder que se salve.
Ramón Fogel, sociólogo, visitó “Media Mañana” para hablar sobre una problemática que se fue acrecentado en las últimas semanas en nuestro país: los crímenes de odio. En ese sentido, habló de cómo se originaron estos problemas.
Bajo el título “Para ganarse el pan” el 22 de febrero de 1969 una crónica aparecida en ABC Color describía que algunos niños –o más bien sus padres– habían encontrado la manera de hacerse de unos guaraníes y llevar el sustento a sus casas.
“Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos”. “Nuestras vidas empiezan a terminar el día que guardamos silencio sobre las cosas que importan”. Las frases son de Martin Luther King, un pastor bautista que lideró la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos en EE.UU. Tenía 39 años cuando lo asesinaron.
Sin lugar a dudas Paraguay está en un momento de grandes cambios; cambios que no son superficiales sino muy significativas transformaciones que anuncian una evolución de la mentalidad en sectores cada vez más amplios y más representativos de la sociedad paraguaya.
Ante el alto índice de infecciones de transmisión sexual como el VIH, sífilis y HPV (virus del papiloma humano), se creó días pasados la Sociedad Paraguaya de Infecciones de Transmisión Sexual (SOPITS), con la presencia de la presidenta de la Unión Internacional contra las Infecciones de Transmisión Sexual (IUSTI), Dra. Adele Schwartz Benzaken. La doctora Schwartz explicó que el objetivo es fomentar la cooperación nacional e internacional en la prevención y control de las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH y sida, con énfasis en el aspecto médico, social, epidemiológico y científico.