Luis Arce, un líder político y religioso de la comunidad Itaguazu del pueblo Pái Tavyterã recibirá este miércoles el Premio Chase-Sardi, otorgado por la Asociación Indigenista del Paraguay (AIP). La Dra. Deisy Amarilla y el P. Dr. José Zanardini, presidenta y vicepresidente de la AIP, señalaron que con este reconocimiento quieren llamar la atención sobre el conflicto territorial que aqueja a esta comunidad en el departamento de Amambay.
Las relaciones entre las comunidades indígenas y el Estado paraguayo son históricamente problemáticas. Tras la Guerra del 70, el Estado, para recaudar fondos, recurrió a la venta de tierras del fisco, en muchas de las cuales estaban asentadas etnias indígenas. Ya en el siglo XX, el régimen de Stroessner, que duró 35 años, repartió tierras entre militares y allegados al Gobierno y promovió la colonización del campo, impulsando con ello la tala de bosques y prosiguiendo el desalojo de las comunidades indígenas que los habitaban tradicionalmente. En 1974, el antropólogo paraguayo Miguel Chase-Sardi comenzó un ambicioso esfuerzo de defensa de las tierras y los derechos políticos de las comunidades indígenas de Paraguay: el Proyecto Marandú. Como director del proyecto, cuando la policía allanó su sede, en 1975, fue encarcelado, retenido durante siete meses y torturado.
«Kaj je umirati?» («¿Qué es morir?»), escribía Branislava Susnik en su agenda al final de su vida, recuerda su colaboradora y amiga Adelina Pusineri, historiadora y directora del Museo Etnográfico Andrés Barbero.
La suya era una mente formada en una estricta disciplina intelectual, dice Guido Rodríguez Alcalá en este bello artículo (incluido en Recuerdos y comentarios, Intercontinental, 2019) sobre la filóloga y antropóloga eslovena Branislava Susnik, que llegó a Paraguay un día de marzo de 1951 y no se fue nunca.
Hoy nos vamos de paseo y recorremos los libros depositados últimamente en la mesa de trabajo del escritor Cristino Bogado, que nos comenta algunas de sus lecturas recientes.