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«Durante un tiempo, Nicolás Chamfort vivió su fantasiosa ensoñación de sueño, filosofía, mujeres, honor y fama. Luego, a la edad de veinticinco años, perdió todo. Una enfermedad desconocida (posiblemente venérea) golpeó a Chamfort, dejándolo incapaz de leer, escribir o incluso caminar durante varios meses» (Great Philosophers Who Failed at Love, Andrew Shaffer).
Pensando en esta anécdota del moralista francés, saco fuerzas de flaqueza y me dispongo, pletórico de fortuna y vitalidad, a enfrentar y comentar un manojo de libros (los libros nos cansan, nos chupan las energías, el fulgor de los ojos, las ganas de engendrar, de pensar autónomamente e incluso pueden matarnos, declara genialmente Eugene Thacker), libros reposando en una espera tensa allí en la mesa de trabajo, junto al tereré.
1. <i>La novela de los Barrett</i>, Alfredo Boccia, 2018, Servilibro, 158 pp.
Este librito, que redunda en la veta martirológica del emigrado español Rafael Barrett, que, en honor a la verdad, terminó vencido por los embates casi invisibles de un microbio (para citar a Pitigrilli que cita al mismo Barrett –«la enfermedad es la salud de los microbios»– en su Diccionario de la sinceridad, 1959), el de la vulgar tuberculosis de su poco higiénico siglo natal, el XIX, y no, como deliran sus apologetas y fanáticos, en desenlace apoteósico durante un levantamiento popular contra un tirano o en una aeróbica y saludable revuelta contra la clase oligárquica, explotadora, etc., trata de la dinastía-mártir de los Barrett. Prolonga su mito sufriente, casi cristiano, en los hijos –como Alex Rafael y Alberto, el matemático (acusado de soplón por sus correlíes comunistas)– y la nieta (1) del español, Soledad (guerrillera formada en la URSS –beca Komsomol– y en Cuba –bajo el pito del Comandante Barbarroja– y financiada por el Chile de Allende, y célebre musa «poetizada» por la cursi dupla yoruba Benedetti-Viglietti), y, finalmente, en la hija de ésta, abandonada por amor a la militancia, anteponiendo los intereses generales de la revolución comunista a los particulares, egoístas y lumpenfílicos de la madre («mala madre, gran revolucionaria»), Ñasaindy. La traición sería el tema de fondo de esta historia, en la cual un camarada-novio llamado Cabo Anselmo la entrega en una emboscada, mientras preparaban un secuestro un golpe en Recife, junto con una pandilla de corderitos a las fuerzas del Departamento de Ordem Política e Social (DOPS): allí muere y su cuerpo desaparece. Quedan de ella un mural en Montevideo, una calle carioca y una escuela paulista. Mientras que el tío Alberto, cuando cae preso en Argentina, logra evadir las rejas, pero, según rumores muy fuertes, a costa de vender su alma a la mefistofélica fuerza militar: el precio de su traición habría sido una lista de camaradas que inmediatamente después irían sucumbiendo uno a uno a la cárcel, la tortura o la masacre.
2.<i> La traición de Papa Réi</i>, Oleg Vysokolán, 2010, Fondec, 340 pp.
Uno de los dos libros que giran en torno al ámbito indígena. Es una reedición ampliada de la primera edición, de 1992. Me detendré solo en un detalle, para mí muy llamativo y surrealista, que merecería un trabajo de profundización mayor, oportunamente: el otorgamiento, durante la dictadura estronista, de grados militares por las propias Fuerzas Armadas y con firma oficial del Ministerio de Defensa, como si de bolsas de galleta cuartel se tratara, a indígenas, mbya guaraní, pai tavytera, etc. Lo que nos lleva a escuchar después esa nomenclatura tan simpática de, por ejemplo, un Capitán Chiku, célebre informante de León Cadogan. En junio de 1957, el DAI (Departamento de Asuntos Indígenas) hizo que el Ministerio de Defensa nombrara por primera vez a un indígena llamado Pereira suboficial y, gracias a la sensibilidad del ministro, general Marcial Samaniego, Pereira fue asegurado con una mensualidad para carne (Indios del Paraguay, Susnik-Chase).
3. <i>Los pueblos Guaraní en la formación de la Nación paraguaya</i>, Ramón Fogel, 2010, Fondec-Universidad nacional de Pilar, 324 pp.
Este libro postula la atrevida idea de que lo guaraní es fundamental en la formación de la nación paraguaya. Muchas aporías en una sola formulación, qué es lo guaraní influencer: si su lengua, su cultura no cristiana, antropofágica, esclavista, ava, ecológica, alimenticia, etc., en la nación paraguaya, si la nación cuál es, si la constitucional de hoy, o la del Dr. Francia, etc. Más allá de esos problemas teóricos, me quedo con el anexo, donde se extracta lo siguiente:
«En auto de rigor de la presente y dicho y confesado, el Gobernador y Señor de esta Provincia, Capitán y Lugarteniente Domingo Martínez de Irala, en consejo de todos los presentes, ordena se cumpla la ejecución de los Caciques Paragua, Guarambaré y Lambaré, al primer lunes de esta misma pascua de Nuestro Señor, en horcas precisamente puesta en el frente de la Yglesia Catedral de esta Provincia, porque han intrigado en la persona de Su Majestad Católica y en LA del Señor Gobernador de esta Provincia, utilizando el engañoso lenguaje de sus abuelos, que así lo usan para defenderse de la autoridad de esta Provincia, y envenenando el alma de nuestros hijos, que olvidando la lengua de Castilla, solamente en guaraní ya quieren hablar, así con lengua de asesinos, y dado al cúmplase en los puertos, de Paraguay, de la Provincia de Su Majestad Católica de mismo nombre, así lo firmo, en nombre del Señor Gobernador.
FDO. Leonardo García H.
ESCRIBANO DEL SEÑOR GOBERNADOR».
4. <i>Las joyas de nuestra historia</i>, Chony Calderón, 2015, El Cabildo-Fondec, 221 pp., con fotografías.
Rescato entre las joyas un «Cuchillo hechizo y un broche antiguo realizado de 18 quilates en forma de lagartija, formado por dos rubíes como ojos y 19 esmeraldas redondas que adornan el centro dorsal y el resto del cuerpo está formado de diamantes pequeños. Peso 5, 50 gramos».
Y la muy interesante anécdota de Mrs. Hester Washburn Howell, la hija del embajador yankee durante la Guerra Guazú, nacida en Asunción, que volvió en 1926 para conocer el lugar donde había vivido un año. Fue el año de la devolución de las joyas al presidente Eligio Ayala por el gobierno yankee.
Recordemos que este Washburn, en su Notes on Personal Observations sobre el Paraguay, ha consignado lo siguiente:
«Washburn dijo al deponente que en el momento de su llegada a Río de Janeiro, en 1865, los líderes del gobierno imperial allí no ocultaron sus intenciones, en caso de éxito en la guerra contra Paraguay. Dijo que Paranhos, Saraiva, Octaviano, Zacarías, e incluso el emperador, confesaron la intención de anexar todo el territorio a las orillas izquierdas de los ríos Plata, Paraná y Paraguay a Brasil» (Declaración del Portero Cornelius Bliss ante el Tribunal Paraguayo, p. 516).
Notas
(1) Es bastante chocante la insistencia machacona por parte del autor en enfatizar una y otra vez los atributos físicos de la joven, la guerrillera porã, yaryi, una especie de Patty Hearst sudaka.