27 de abril de 2025
Aunque en nuestro mundo todo tiene tres dimensiones, ni una menos, ni una más, solemos decir que una hoja de papel es «plana». No lo es, pero nuestro esquema mental de ella, sí. Y, si dibujamos un cubo, decimos que hemos creado la ilusión de la profundidad utilizando la perspectiva; es decir, que «parece» que en ese «plano» (la hoja) hay tres dimensiones.
En 1884, con el pseudónimo de «A. Square», el erudito clérigo anglicano Edwin Abbott Abbott (1838-1926) publicó Flatland: A Romance of Many Dimensions, que en español conocemos como «Planilandia». Sátira geométrica que sucede en un mundo bidimensional, su exposición de conceptos matemáticos y su parodia del orden jerárquico de la sociedad victoriana le han dado a esta novela un lugar único en la historia de la ficción científica. Anterior a la enunciación de la teoría de la relatividad, escrita cuando Einstein era todavía un niño pequeño, el juego especulativo con las dimensiones es en Flatland puramente matemático.