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Varios años después, el matemático de Oxford Charles Howard Hinton (Bartholomew Square, Londres, 1853 - Washington DC, Estados Unidos, 1907) glosó la novela de Abbott en su libro An Episode of Flatland: Or, How a Plane Folk Discovered the Third Dimension (Londres, Swan Sonnenschein, 1907), que se desarrolla en Astria.
Hinton –yerno del gran lógico George Boole e hijo de un amigo de George Eliot, el doctor James Hinton– acuñó, entre otros neologismos, el término «teseracto» para designar el hipercubo, en A New Era of Thought (Londres, Swan Sonnenschein, 1907).
Hinton había empezado a especular con universos de varias dimensiones en «What is the Fourth Dimension?», artículo aparecido en 1880 en el Dublin University Magazine, vuelto a publicar en el número de septiembre de 1883 del Cheltenham Ladies’ College Magazine, lanzado como folleto con el subtítulo «Ghosts Explained» por el sello Swann Sonnenschein en 1884 y recogido en el primero de los dos volúmenes de sus Scientific Romances, editados por el mismo sello londinense.
«En marzo de 1941», dice la «Posdata 1947» de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, de Borges, «se descubrió una carta manuscrita de Gunnar Erfjord en un libro de Hinton que había sido de Herbert Ashe»: la carta que aclara el misterio de Tlön está dentro de un libro de Hinton.
Antes de los desarrollos del continuum espaciotemporal, con su perfecto dominio matemático y su robusta imaginación, Hinton, el «filósofo del hiperespacio», viajó al mundo tetradimensional. Y en Flatland y A Plane World, Abbott y Hinton visitaron el mundo bidimensional.
Flatland y Astria no son ciencia ficción en el sentido de una fantasía prospectiva sobre futuros desarrollos científicos y tecnológicos, sino especulación geométrica pura sobre mundos al filo de lo pensable. En los que la ciencia es ficción y la ficción es ciencia.