Qué diferencia al squirting de la eyaculación femenina
En la literatura científica se usan dos términos que no siempre son lo mismo. “Squirting” suele describir la expulsión de un volumen abundante de fluido a través de la uretra durante la excitación u orgasmo.
“Eyaculación femenina” se reserva para una secreción más densa y menor en volumen, atribuida a las glándulas parauretrales (de Skene), análogas a la próstata.
En la práctica, ambos fenómenos pueden coexistir en una misma experiencia.
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Evidencia científica sobre composición y frecuencia
Estudios con análisis de laboratorio han detectado antígeno prostático específico (PSA) en muestras asociadas a eyaculación femenina, lo que respalda el rol de las glándulas parauretrales.
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En el “squirting”, trabajos con ecografía antes y después del evento muestran llenado vesical durante la excitación y vaciamiento coincidente con la expulsión; además, se identifican marcadores típicos de orina (urea y creatinina) junto con trazas de PSA.

En términos sencillos: la evidencia apunta a que el “squirting” incluye principalmente orina diluida, mientras que la eyaculación femenina propiamente dicha contiene secreción parauretral, y en muchos casos hay mezcla de ambos componentes.
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La cantidad varía de pocas gotas a decenas de mililitros. Análisis bioquímicos han reportado:
- PSA detectable en más de la mitad de las muestras vinculadas a eyaculación femenina.
- Glucosa y fructosa en concentraciones bajas o indetectables, a diferencia del semen.
- Urea y creatinina a niveles compatibles con orina en episodios de “squirting”. La variación individual es amplia, lo que complica establecer un “perfil” único del fluido.
Qué tan frecuente es
Las estimaciones de prevalencia varían según definición y método de consulta.
Encuestas poblacionales y en clínicas de salud sexual informan que entre 10% y 54% de las personas con vulva dicen haber vivido al menos una vez “squirting” o eyaculación femenina.
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En muestras seleccionadas (por ejemplo, personas que ya consultan por temas sexuales) esos porcentajes pueden ser mayores. La frecuencia dentro de una misma persona también fluctúa con la excitación, el contexto y la estimulación.
Placer, orgasmo y salud
La eyaculación femenina y el “squirting” pueden ocurrir con o sin orgasmo.

Algunos estudios señalan aumentos de placer subjetivo cuando hay sensación de “liberación” o desinhibición, mientras que otras participantes reportan incomodidad por la idea de “orinarse”.
No hay evidencia de que el fenómeno, por sí mismo, sea nocivo en personas sanas. Profesionales en urología y sexología clínica recomiendan descartar incontinencia urinaria de esfuerzo cuando hay escapes involuntarios no asociados al placer, y subrayan que vaciar la vejiga antes de la actividad sexual puede cambiar la experiencia, sin “impedir” necesariamente el fenómeno.
¿Dónde ocurre y qué estructuras intervienen?
Imágenes por resonancia y ecografía señalan el papel del complejo uretrovesical y del “esponjoso uretral” (a veces referido como “punto G” en el lenguaje popular).
La estimulación del tercio anterior de la pared vaginal y de la uretra parece clave para desencadenar tanto secreción de glándulas de Skene como vaciamiento vesical parcial. No hay consenso sobre si existe una estructura anatómica única y discreta que explique todo el fenómeno.
Mecanismos biológicos: lo que sabemos y lo que falta explicar
Hay tres fuentes de incertidumbre principales:
- Definiciones dispares: estudios mezclan “squirting” y eyaculación femenina, o usan criterios distintos.
- Muestras pequeñas y sesgos: muchas investigaciones reclutan a personas con experiencias previas positivas, lo que puede inflar prevalencias.
- Tabúes y representaciones mediáticas: la pornografía populariza imágenes de chorros abundantes que no representan la diversidad real, condicionando expectativas. Si pensás que “si no hay chorro no pasó nada”, la evidencia sugiere lo contrario.
Qué dicen las fuentes
Revisiones en The Journal of Sexual Medicine y Urology distinguen la secreción parauretral (con PSA) del “squirting” predominantemente urinario.
Estudios con ecografía dinámica publicados en revistas de ginecología y urología documentan el patrón de llenado y vaciamiento vesical asociado. Artículos en Nature Scientific Reports y en revistas de uro-ginecología aportan análisis de composición química del fluido, confirmando la mezcla de marcadores.
Qué falta investigar
- Función biológica: se desconoce si la secreción parauretral cumple un rol adaptativo (por ejemplo, lubricación antimicrobiana) o es un subproducto de la excitación.
- Determinantes individuales: no hay claridad sobre la influencia de variaciones anatómicas, hormonas, piso pélvico y aprendizaje sexual.
- Medición estandarizada: faltan protocolos que separen claramente “squirting” y eyaculación femenina, con análisis de laboratorio y técnicas de imagen en muestras más amplias.
- Impacto psicosocial: se requieren datos comparables sobre bienestar, vergüenza, coerción de expectativas y satisfacción sexual en distintas culturas.
Lo que conviene tener en cuenta
- La experiencia es diversa: puede no ocurrir nunca, aparecer ocasionalmente o ser frecuente.
- No es un “objetivo” obligatorio del encuentro sexual.
- La comunicación con la pareja y el consentimiento siguen siendo centrales. Si te preocupa incontinencia o dolor, consultá con profesionales de salud sexual o urología.