¿Qué es la fractura de uretra?
La uretra es el conducto encargado de transportar la orina desde la vejiga hacia el exterior del cuerpo. En los hombres, también conduce el semen durante la eyaculación. La fractura de uretra ocurre cuando este conducto sufre una ruptura o desgarro, generalmente como resultado de un traumatismo contundente o una lesión pélvica severa, como pueden producirse en accidentes de tránsito, caídas graves o durante ciertas actividades sexuales de alto riesgo.
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A diferencia de otras fracturas óseas, la fractura de uretra no es visible desde el exterior: el daño se produce en un tejido blando y oculto, lo que la hace aún más peligrosa porque sus primeras señales pueden confundirse fácilmente con heridas menos serias.
Síntomas y señales de alarma
La fractura de uretra suele manifestarse por síntomas llamativos pero, a menudo, penosos y poco mencionados.

Los más frecuentes incluyen:
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- Dolor intenso en la zona del periné o genital.
- Sangrado por la abertura de la uretra (meato urinario).
- Imposibilidad o dificultad para orinar.
- Hendidura visible o hinchazón en el pene (en caso de lesiones en la uretra masculina).
- Presencia de sangre en la orina.
Además, puede haber inflamación, hematomas en la zona baja del abdomen o los genitales, y sensación de urgencia urinaria.
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¿Quiénes corren más riesgo?
Las fracturas de uretra afectan mayormente a varones, principalmente por causas traumáticas. Los accidentes de motocicleta, caídas desde altura u otros traumatismos pélvicos graves suelen ser los detonantes principales.
Sin embargo, existen casos relacionados con prácticas sexuales de alto riesgo o maniobras bruscas durante la actividad íntima.
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Las mujeres también pueden sufrir este tipo de fracturas, aunque son mucho menos frecuentes y usualmente están asociadas a lesiones obstétricas o cirugías pélvicas.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico debe hacerlo un médico, idealmente en un servicio de urgencias o urología. Suele iniciar con la evaluación clínica y la observación de signos evidentes como el sangrado.
Se complementa con exámenes de imagen, como ecografía, tomografía axial computarizada o una uretrografía retrógrada, donde se emplea un contraste para visualizar el tracto uretral.
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El tratamiento depende de la extensión y localización de la lesión. Generalmente implica:
- Derivación urinaria: colocación de una sonda suprapúbica para drenar la orina de manera segura.
- Reconstrucción quirúrgica: en casos complejos, es necesario reparar la uretra mediante cirugía.
- Antibióticos: para prevenir infecciones secundarias.
La atención oportuna es clave para evitar complicaciones a largo plazo, como estenosis uretral (estrechamiento del conducto), infecciones urinarias repetidas, incontinencia o problemas en la función sexual.
Consecuencias del retraso en el tratamiento
Dejar sin tratar una fractura de uretra puede derivar en secuelas irreversibles. El daño no solo es doloroso; también puede afectar la calidad de vida, la función urinaria y sexual.
Por eso, ante cualquier sospecha, el mensaje es claro: buscar atención médica inmediata.
La fractura de uretra es una urgencia médica poco visible, pero sumamente dolorosa y peligrosa. Conocer sus síntomas y causas es esencial para buscar ayuda a tiempo. Aunque muchas veces el daño no se ve, sus consecuencias pueden ser duraderas si no se actúa de inmediato.
La prevención, el reconocimiento temprano de los signos de alarma y un tratamiento adecuado son la clave para evitar complicaciones severas y preservar la salud física y emocional de quienes la padecen.