Aunque cada cuerpo es único, el ciclo menstrual típico se divide en cuatro fases bien definidas: menstrual, folicular, ovulatoria y lútea.
En cada una, las hormonas —sobre todo el estrógeno y la progesterona— marcan el ritmo de lo que sentimos y necesitamos. Saber interpretarlas es la clave para vivir de forma más consciente y placentera.
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Fase menstrual (días 1 al 5 aproximadamente)
Tu cuerpo pide pausa: cuando comienza la menstruación, los niveles de estrógeno y progesterona están en su punto más bajo. Es normal sentirse más cansada, con menor motivación o incluso más sensible emocionalmente.

Lo que tu cuerpo necesita es descansar sin culpa. Esta es una etapa ideal para bajar el ritmo y priorizar el autocuidado.
También es esencial comer con conciencia alimentos ricos en hierro (como lentejas, espinaca o carne magra) que ayudan a compensar la pérdida de sangre. Recordá que las infusiones calientes y el calor localizado en el abdomen alivian los cólicos. Y no subestimes el poder de beber agua.
Fase folicular (días 6 al 13)
En este momento la energía vuelve y el deseo empieza a despertar. Con el aumento progresivo del estrógeno, reaparece la vitalidad, mejora el humor y el cuerpo se siente más fuerte y motivado. Es una fase de renovación, ideal para poner en marcha nuevos proyectos (o fantasías).

Lo que tu cuerpo necesita en esta etapa es movimiento inteligente, actividades físicas como el yoga dinámico, natación o cardio suave, que ayudan a canalizar la energía.
También precisa comidas que impulsen tu día: proteínas magras, frutas frescas, vegetales y cereales integrales que mantienen el buen ritmo físico y mental. Aprovechá esta fase para innovar, explorar ideas nuevas o probar algo diferente en tu intimidad.
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Ovulación (días 14 al 17 aproximadamente)
¡El deseo sexual se enciende¡ La ovulación es el clímax hormonal del ciclo. El estrógeno alcanza su pico y eso se traduce en mayor confianza, sociabilidad y un aumento natural del deseo sexual. No es casual: el cuerpo está biológicamente programado para estar más receptivo.

Lo que tu cuerpo necesita es conexión y placer: es el momento ideal para encuentros sexuales intensos, para sentirte deseante y deseada.
Incorporá antioxidantes (berries, uvas, té verde) y omega-3 (pescados grasos, semillas) para potenciar tu energía. Aprovechá que esta fase te invita a salir, vincularte, seducir y dejarte sorprender.
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Fase lútea (días 18 al 28)
Este es un momento de sensibilidad, antojos y necesidad de contención. Aumenta la progesterona y, con ella, pueden llegar cambios de humor, ansiedad, sensibilidad e incluso el famoso síndrome premenstrual (SPM). Algunas personas sienten irritabilidad o baja autoestima en esta etapa, y el deseo sexual puede fluctuar.

Lo que tu cuerpo necesita es que te priorices, que medites, descanses más, pongas límites y no te exijas de más. Lo recomendable es comer banana, avena, chocolate amargo y frutos secos para ayudar a estabilizar el humor y reducir la ansiedad.
Sé compasiva con vos misma, escuchá lo que el cuerpo te dice y date espacio para sentir.
Cómo sincronizar tu vida con tu ciclo
Escuchar al cuerpo en cada fase del ciclo no es un lujo: es una herramienta poderosa de bienestar.
Planificar tu rutina —incluyendo alimentación, ejercicio, descanso y sexualidad— según lo que necesitás en cada momento puede mejorar significativamente tu calidad de vida.
Si tenés mucha energía movete y aprovechá para crear; si estás más introspectiva priorizá la calma; si sentís deseo entregate sin culpa, y si necesitás contención rodeate de lo que te hace bien.
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El ciclo menstrual no es una limitación: es una brújula. Aprender a leerlo te permite reconocer tus propios ritmos, necesidades y momentos de poder. Cuando adaptás tus decisiones —desde lo que comés hasta cómo te relacionás con el placer— a cada fase, empezás a vivir de forma más plena, conectada y auténtica.
Porque sí, conocer tu ciclo es también una forma de empoderarte sexualmente.