A menudo denominadas infecciones “silenciosas”, estas enfermedades pueden pasar desapercibidas debido a la falta de síntomas evidentes en muchos casos, lo que complica su detección y tratamiento oportuno. ¿Cómo impactan la clamidia y la gonorrea en la salud reproductiva?
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¿Qué son la clamidia y la gonorrea?
La clamidia es causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. A menudo, las personas infectadas no presentan síntomas, pero cuando los hay, pueden incluir dolor durante las relaciones sexuales, secreción inusual, y ardor al orinar.

Si no se trata a tiempo, la infección puede propagarse al útero y las trompas de Falopio, resultando en enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), que puede causar infertilidad.
La gonorrea, por otro lado, es causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. Al igual que la clamidia, puede ser asintomática. Cuando los síntomas aparecen, pueden incluir ardor al orinar, secreción más abundante y dolor en los genitales.
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La infección no tratada también puede conducir a EIP en mujeres y epididimitis en hombres, ambos pueden resultar en infertilidad.
Impacto de la clamidia y la gonorrea en la salud reproductiva
Para las mujeres, ambas infecciones pueden progresar a EIP, una afección que daña los tejidos reproductivos y es una de las principales causas de infertilidad.
Las cicatrices en las trompas de Falopio pueden impedir que el óvulo fertilizado llegue al útero, resultando en un embarazo ectópico, que es potencialmente mortal.
En los hombres, aunque la infertilidad es menos común, la clamidia y la gonorrea pueden causar epididimitis, una inflamación de los conductos detrás de los testículos que almacenan y transportan el esperma.
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Esta condición puede contribuir a problemas de fertilidad si no se trata adecuadamente.
Diagnóstico y tratamiento de la clamidia y la gonorrea
Dado que estas infecciones a menudo son asintomáticas, las pruebas de detección son esenciales, especialmente para aquellos con múltiples parejas sexuales. Las pruebas incluyen el análisis de muestras de orina o hisopados de los órganos genitales.
Ambas infecciones se tratan eficazmente con antibióticos. Para la clamidia, los tratamientos comunes incluyen azitromicina o doxiciclina.
La gonorrea ha desarrollado resistencia a varios antibióticos, pero generalmente se trata con una combinación de medicamentos como la ceftriaxona y azitromicina. Tras el tratamiento, es crucial seguir el curso completo de los antibióticos y abstenerse de relaciones sexuales hasta que se confirme la erradicación de la infección.
Es importante tener en cuenta que la prevención es clave para controlar la propagación de la clamidia y la gonorrea. Usar preservativos correctamente, minimizar el número de parejas sexuales y realizarse pruebas de detección regulares son las mejores estrategias para prevenir estas infecciones.
La educación y concienciación sobre prácticas sexuales seguras también desempeñan un papel crucial en la prevención.
La clamidia y la gonorrea son infecciones silenciosas pero significativamente perjudiciales con consecuencias graves para la salud reproductiva si no se detectan y tratan a tiempo. Fomentar la educación sexual y la prevención continúa siendo vital para reducir la incidencia de estas infecciones en todo el mundo.