El despertar ciudadano –acabamos de verlo en Ciudad del Este- se da cuando las autoridades abusan de su poder sin ningún pudor. Itaipú es la imagen exacta del gobierno.
Es bueno que salten los hechos inatajables de corrupción. Cuanto más frecuentes y escandalosos, mejor. Son el camino que podrían conducirnos a un sitio más limpio.
Hizo bien Itaipú en destinar de su presupuesto 850 mil dólares “para seguir con la tradición navideña”. Como de ese dinero nunca sabremos cómo se gastó, ni quiénes lo hicieron, ni dónde quedaron las propinas, la reacción natural de la gente es la desesperanza. Nunca se mostrarán las facturas porque el secreto es parte de la estructura moral de la Binacional, lado paraguayo. En el lado brasileño, por orden del presidente Lula, se dan a conocer los gastos sociales en su más mínimo detalle. Los delincuentes ocultan sus actos en la creencia de que nunca se sabrán; pero ellos mismos se delatan al no resistir el impulso exhibicionista: ruidosas fiestas, costosos viajes, residencias principescas. Tenemos que agradecerles que así sean porque dejan en las personas el rencor, el rechazo, la rabia, que pueden convertirse en votos a favor de la decencia.
La decisión de Itaipú de fortalecer la tradición navideña paraguaya –arbolitos con imitación de nieve, gorros de lana, canciones en inglés- fue nuevamente oportuna porque ha dado lugar a reacciones como estas: El exministro de Salud, Carlos Morínigo, y médico del Instituto Nacional de Enfermedades respiratorias y del Ambiente (Ineram), dijo que reciben a tuberculosos, pacientes debilitados, gente que llega con hambre, muchas veces sin familia “y hoy no tenemos leche para darles (…) les damos cocido negro a pacientes que necesitan proteínas para poder sanar. Y la comida que reciben no solo es insuficiente, muchas veces parece sobra”.
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El doctor Jesús Irrazabal, del Hospital Nacional de Itauguá denunció que “no tienen insumos básicos para niños y los medicamentos llegan a cuotitas”. Enseguida explotó: “La ministra de Salud, María Teresa Barán, seguirá en el cargo porque avala todos los negocios”.
La presidenta de la Asociación de Médicos del Alto Paraná, doctora Idalia Medina, dijo que es “un despropósito el gasto de casi un millón de dólares realizado por Itaipú Binacional para la Villa Navideña, mientras el Hospital Regional de Ciudad del Este enfrenta serias dificultades incluso para retirar equipos ya reparados por falta de recursos”.
También la masiva manifestación de las enfermeras que denunciaron el abandono de la salud pública por parte de las autoridades nacionales. “Necesitamos insumos para salvar vidas”.
La iniciativa de Itaipú de presupuestar 850 mil dólares para estas fiestas navideñas, se llama “Donde la energía se vuelve magia”. En el ojo. La magia, manipulada por los magos, convertirá la canasta en automóviles, los arbolitos en más cuentas bancarias, los pesebres en paradisiacas vacaciones. Sí, es la magia que podría, también, expandir la victoria esteña por todo el país por una razón muy sencilla: la población está harta de corrupción y de soberbia.
La ceguera de los cartistas se ve en el diputado Yamil Escaib. Pide la expulsión de Mario Abdo Benítez por “traidor al Partido”. A los traidores hay que buscarlos en Itaipú, en quienes impiden la transparencia; hay que buscarlos en el Indert; en los parlamentarios que se valen de sus fueros para no pagar sus deudas y estafar al Estado; en los responsables de la salud pública que causan doble padecimiento a los pacientes sin recursos económicos; a los… en fin, a quienes empeoran cada día el país. Está bien que lo hagan porque ayudan a la gente a despertarse, a reaccionar, a expresar su desesperanza.
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