Cargando...
2. Me extraña que la oposición reaccione como si estuviéramos viviendo en un Estado de Derecho regido por la Constitución y las leyes, y sostenido sobre los principios internacionales de la democracia y la república. Hablan del debido proceso, de la inmunidad domiciliaria, de que la orden judicial no está fundada, de quién disparó primero, etc. etc.
3. Un Estado Narco no es un Estado de Derecho. En un Estado Narco, las autoridades electivas son narcos y sus colaboradores, si no lo son también, son pro narcos. Antes había Estado Fallido incapaz de cumplir sus funciones, lo que fue aprovechado por los narcos para tomar el Estado como propiedad privada. Antes financiaban campañas y promovían candidaturas, hoy son ellos los electos y gobiernan dentro de las instituciones mientras hacen negocios económicos, al mismo tiempo, dentro y fuera del Estado.
4. A diferencia del comercio legal, los narcos se disputan territorios y mercados, y en vez de criterios de competencia van directo al grano: se traicionan y se liquidan entre ellos. Por eso el caso del diputado “Lalo” Gómez no se puede ver de otra forma que no sea como una simple ejecución, porque le falló a alguien o porque ya sabía demasiado y constituía un riesgo. Desde una perspectiva política de un Estado Narco, fue ejecutado como oficialista por el oficialismo.
5. En la película “El Padrino”, este envía a su enemigo a un infiltrado con buena “reputación” y el receptor engañado le asigna la tarea de revisar las cuentas del cartel al que estaba ingresando. El matón se sorprende y le dice, “pero si yo solo sé disparar”. Por eso mismo, dice el instructor, “la mejor arma de las finanzas es saber manejar la pistola, si sabes manejarla significa que serás un buen administrador. Cuando tengas que apretar el gatillo, ya es una cuestión política nada más” (no le dijo, “…que no te corresponde”).
6. Por eso me sorprende que todas las figuras de la oposición analicen el caso y reaccionen como si Paraguay estuviera en un Estado de Derecho. Ya cometieron el mismo error con la caída de Stroessner. Pensaron que su destitución era el final de la dictadura y perdonaron todo, además de juntarse y revolcarse con quienes apoyaron durante más de 34 años la cruel dictadura, con la ilusa esperanza de tomar el poder. No pasó nada.
7. Ahora buscan salvar a quienes ejecutaron al diputado, porque hicieron bien en liquidar a un narco, sin percatarse de que se están metiendo en el juego de sus adversarios, algunos de los cuales se encuentran entre ellos mismos. O sea, más directamente; hay narcos en la política y eso significa que hay narcos oficialistas, supuestos antioficialistas y supuestos opositores. Se están matando entre ellos y eso creo, no es motivo para que la oposición sana y más o menos sana (por lo menos no narco) se ocupe de ello.
8. Fue una ejecución. No hay otra manera de verlo. Y el gatillo fue apretado por un político del Narco Estado. El disparo salió del arma de alguien que estuvo en el lugar, pero sin capacidad de ver la compleja trama del negocio turbio. Pueden destituir, si quieren al fiscal general, al comandante de la Policía, al juez, al ministro del Interior. No lograrán cambiar nada. El voto de la oposición en cualquiera de estas opciones será una miopía momentánea para dejar de ver que su verdadero rol es destronar este Narco Estado en las elecciones, para lo cual no está preparada, una vez más.
Edwin Brítez
ebritezpy@gmail.com