Cargando...
Esta responsabilidad es mucho mayor para las futuras autoridades departamentales: gobernador y concejales, ya que conocen la dura realidad que se vive en la zona, y la solución, al menos de manera inicial y procesal, estará en las manos de cada uno de ellos. Deberán actuar con mucha “honestidad” en el uso y manejo del dinero público que les tocará administrar.
Es hora de dar vuelta la negra página de la eterna “corrupción” que caracterizaron a los gobernadores y ediles departamentales, mucho de ellos con procesos judiciales e inclusive con condenas, debido precisamente a la mala utilización del dinero público, que solo sirvió para que aumenten sus ingresos personales.
No podemos, ni debemos seguir soportando situaciones de hechos lamentables y dolosos de personas que perdieron la vida debido a la precariedad sanitaria de los hospitales del departamento, o porque no se pudo realizar a tiempo la evacuación hacia hospitales de mayor complejidad, a consecuencia de las malas condiciones de los caminos de tierra.
Precisamente, la situación de los destrozados caminos es una dura realidad de años que hace que las personas que viven por estos lugares pasen verdaderas humillaciones a la hora de tratar de transitar, quedando atrapadas por horas, e inclusive días, en el lodazal de las vías a merced de los temibles mosquitos.
Los pobladores de esta parte del territorio del Chaco se encuentran al borde del “abismo”, ya que este abandono estatal, de no ser revertido de manera urgente por las nuevas autoridades que resulten electas, significará el caer al precipicio.
La Gobernación del Alto Paraguay maneja un presupuesto anual que supera los G. 42.000 millones. Es mucho y poco dinero, insuficiente si se mira las grandes necesidades sociales que deben ser solucionadas. El monto varias veces millonario, si se utiliza con decoro y mucha honestidad, puede servir para iniciar el tan anhelado mejor vivir de los altoparaguaienses, y así evitar caer al abismo del infortunio.