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Días pasados, en la feria de Servilibro, y en representación de la Academia Paraguaya de la Lengua Española, expuse la idea de que Literatura volviera a ser una materia propia, apuntando a paliar ese drama de la falta de comprensión lectora en nuestros estudiantes.
Existe la materia Lengua Castellana y Literatura en la Media. Tengo los textos del 2018. En ellos hay una mescolanza de Castellano, escritores paraguayos y extranjeros y fragmentos de algunas obras, más actividades fijadas sobre teorías literarias complicadas. En el 1º de la Media se cita a 24 autores paraguayos, en el 2º y el 3º a 17 en cada curso. Suelo nombrar a algunos de estos autores a mis estudiantes en las universidades donde doy clases. Casi ninguno los puede recordar, salvo a Roa Bastos. Del sistema de la Media no les queda prácticamente nada en cuanto a Literatura y lectura se refiere.
En la mayoría de los colegios la lectura como una actividad estética se da casi exclusivamente gracias a la iniciativa de docentes conscientes de la situación. Mientras, el sistema hace que el estudiante lea obligado, para un “trabajo práctico”. El y (hay más mujeres que varones) la docente conscientes hacen que el estudiante lea buscando el placer estético que brinda la lectura. Y esto último es lo que arraiga el hábito de la lectura y hace que los niños y los jóvenes busquen tal placer y desarrollen, casi sin sentirlo, las capacidades de reflexionar y de interpretar.
Lastimosamente, el sistema educativo no impulsa ningún plan de lectura ni estimula el placer de leer. Exigir lectura como “trabajo” a un niño o a un adolescente no suena muy pedagógico. El chico lee por obligación, y cuando termina el colegio termina la obligación. Ya no volverá a leer.
Muchos culpan a la tecnología por el hecho de que haya chicos que no leen. Por el contrario, la tecnología ha sido siempre facilitadora de la lectura. Los adelantos tecnológicos han posibilitado la democratización de la lectura. Ahí tienen los libros electrónicos, o las plataformas que ponen en nuestras manos, teléfono mediante, todas las bibliotecas del mundo.
Libro es lectura y lectura es cultura y cultura es desarrollo humano integral. Sin todo esto, priman las masas embrutecidas en un país en el que no rigen los sabios, sino los vulgares, los ignorantes, los corruptos y los violentos.
El MEC debiera de darle a la Literatura categoría de materia propia y promover el amor a la lectura. No lo hizo antes, y ahí tiene una turba gritándole insultos extravagantes. Es la brutalidad de la masa criada por autoridades que no le brindaron una educación sustentada en la lectura y en el razonamiento.