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La visión política del Ejecutivo comunal –y su porfiada persistencia– de encaminar una solución de fondo a la problemática del sistema de transporte urbano, y la suma de voluntades de la actual Junta Municipal, permitió superar la inercia de mezquinos intereses económicos y políticos que en su momento frenaron la iniciativa.
Este hecho pone de manifiesto cuán importante es que la ciudadanía esté representada por personas comprometidas con los intereses del pueblo en decisiones que pueden marcar la diferencia entre el desarrollo o el estancamiento, el atraso y la pobreza.
Durante un recorrido de la avenida ribereña de la vecina ciudad de Posadas (Argentina), días atrás, fue grato observar todo lo disponible para el disfrute de sus habitantes. Se “ve” la presencia de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) en plazas bien equipadas, juegos para niños, gimnasios al aire libre, canchas de deportes, pistas de patinaje, paseos y jardines.
Es inevitable una inquietante mezcla de “sana” envidia –como dicen algunos–, rabia, frustración, incluso vergüenza ajena, al compararla con lo que tenemos en la orilla paraguaya y la pregunta de por qué no tenemos lo mismo de este lado, si la plata se destinó en partes iguales.
Evidentemente quienes ocuparon la intendencia municipal, la gobernación, la Cámara de Diputados de este lado del río no pusieron el mismo empeño que sus pares de la vecina orilla para obtener lo mejor para la ciudad. Eligieron sacar tajada de la corrupción con que se manejó todo el proceso. Cero honestidad y compromiso con el pueblo que les puso en el poder.
Por ello, y volviendo al ejemplo de la Junta, es vital entender un factor que resulta clave en el desarrollo de los pueblos, y que tiene que ver con el grado de compromiso de sus autoridades con los intereses del pueblo.
Valga la reflexión atendiendo que se acercan vertiginosamente unas elecciones, en las que muchas figuritas repetidas y averiadas están buscando nuevamente el voto ciudadano para seguir con más de lo mismo.