La Cámara Paraguaya de Biocombustibles y Energías Renovables (Biocap) resalta el potencial que tiene el país para general valor agregado a partir de sus excedentes agrícolas, pero advierten que sin cambios en la Ley 6389/19 el sector industrial como la producción de biodiésel podría perder competitividad. Su presidente, Massimiliano Corsi, señaló que el país produce etanol a partir de cereales y caña de azúcar, y biodiésel a partir del aceite de soja proveniente de la molienda, el cual en gran parte se exporta sin valor agregado.
“Paraguay, al ser un país agroexportador, tiene la capacidad de transformar su materia prima en alimentos y, en el caso de los subproductos, industrializarlos para la producción de biocombustibles”, indicó.
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Impulso al biodiésel
Corsi explicó que, en el caso del biodiésel, existe una oportunidad estratégica para aprovechar el aceite de soja que actualmente se exporta sin valor agregado más de 500.000 toneladas el año pasado. El objetivo, remarcó, es fortalecer a las aceiteras, fomentar el consumo interno de aceite y transformarlo en biodiésel, sustituyendo importaciones de diésel fósil.
Sin embargo, advirtió que la Ley 6389/19, que regula la elaboración y utilización obligatoria del biocombustible apto para motores diésel, limita el desarrollo del sector al establecer una mezcla máxima de solo 5% para el biodiésel. “De no actualizarse el rango de mezcla, la industria nacional podría colapsar por falta de estímulos reales, previsibilidad y falta de crecimiento ”, afirmó.
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Propuesta y beneficios
Corsi enfatizó que modificar la Ley 6389/19 permitiría no solo aumentar el porcentaje de mezcla del biodiésel, sino también fomentar el uso interno de materias primas locales, impulsar la investigación en nuevas tecnologías y abrir el camino hacia la producción de biocombustibles avanzados como el SAF (Sustainable Aviation Fuel).
“Si se dan las condiciones para que el biodiésel sea más competitivo y el etanol encuentre nuevos destinos industriales como el SAF, Paraguay podrá sostener su liderazgo en energía limpia y aprovechar su potencial agroindustrial de forma plena”, expresó.

Corsi afirmó que de no darse un aumento en el rango del del diésel, nos expondríamos a una industria que podría colapsar al no tener fomento real por medio de una política de Estado”.
“Si se da las condiciones para que el biodiésel sea más competitivo y aumente la mezcla, se sostendrá la industria. También asegura que el excedente de aceite y alcohol se utilice internamente en lugar de ser exportado sin valor agregado”, alegó.
Desempeño y perspectivas
En cuanto a resultados, Biocap informó que la producción de biodiésel alcanzó 40 millones de litros en el primer semestre del año, con una proyección de 80 millones al cierre de 2025.
Por su parte, la producción de etanol proyecta llegar a 564 millones de litros aproximadamente el doble de lo registrado en los primeros seis meses.
El consumo de diésel muestra una leve baja y, aunque el porcentaje de mezcla se mantiene igual, esto igualmente afecta a la industria, ya que disminuye la proporción total de venta del biodiesel.
“Esto se debe a que muchos consumidores están migrando hacia vehículos a nafta. Sin embargo, con un marco regulatorio previsible y una visión de futuro que apueste por los biocombustibles como política de Estado, Paraguay puede desarrollar una industria bioenergética de talla mundial”, concluyó Corsi.
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