Cargando...
A Paraguay le quedan únicamente 5 años para poner en marcha políticas públicas y acciones concretas efectivas, antes de que la población envejezca y el bono se convierta en una carga demográfica.
“Si no invertimos en empleo juvenil, en 2040 tendremos una generación entera sin pensiones y una economía estancada”, advierte Juan Chacaltana, especialista de OIT en empleo juvenil.
El bono demográfico es el período de oro que tiene el país a través de una población en edad laboral entre 15 y 64 años, mucho mayor que la dependiente, entre niños y mayores.
Este entorno crea una oportunidad para acelerar el crecimiento económico del Paraguay, gracias a la alta tasa de trabajadores activos y menor gasto en dependencia. Momento crucial para invertir en capital humano, mediante educación y empleo juvenil formal, fortaleciendo los sistemas de pensiones.
Según la OIT y la Cepal, el bono demográfico paraguayo alcanzará su pico en 2030 y luego declinará, generando posibles impactos como: desempleo juvenil si no han sido integrados al mercado laboral formal; limitada capacidad productiva en relación con educación insuficiente; y elevados niveles de informalidad laboral, limitando fondos para crear un robusto sistema de pensiones o de salud pública.
Las consecuencias de no aprovechar el bono pueden derivar a una crisis previsional, un estancamiento económico por poca capacidad de innovación y competitividad en ausencia de mano de obra calificada, o migración de jóvenes calificados en búsqueda de oportunidades en el exterior.
Lea más: Futuro de la juventud paraguaya en una encrucijada
Campeones de la informalidad
El informe Panorama Laboral 2024 de la OIT revela un escenario laboral crítico para América Latina, marcado por altos niveles de informalidad, desempleo juvenil y precariedad.
Perú, Ecuador y Paraguay lideran el ranking de informalidad en la región, mientras los jóvenes enfrentan tasas de desocupación que triplican las de los adultos. El documento advierte que, sin políticas públicas eficientes, la recuperación pospandemia será desigual y excluyente.
La informalidad está caracterizada por la falta de protección social, derechos laborales y acceso a seguridad social para los trabajadores. Según Efraín Quicaña de la OIT, “la informalidad perpetúa la desigualdad y limita la consolidación de un mercado laboral sólido, equitativo y sostenible”.
El informe revela un escenario difícil, que se agrava por los desafíos de la era digital y la expansión de la IA, el complejo contexto global, con una guerra arancelaria de por medio, una desaceleración económica mundial y profundas disputas geoeconómicas, factores que pueden profundizar la desigualdad y limitar el desarrollo sostenible de América.

Pospandemia, lento desarrollo
Tomando en cuenta el leve crecimiento económico de la región, el informe revela que entre 2023 y 2024, la tasa de ocupación en la región aumentó en 0,5 puntos, alcanzando el 58,9%, mientras que la tasa de desocupación pasó de 6,5% a 6,1%.
Sin embargo, sigue por debajo del 2019, llevando más de una década sin avances significativos en términos laborales, la tasa de participación y la de ocupación no han superado los niveles de 2012.
En términos de la calidad del empleo, la informalidad disminuyó y los salarios reales también muestran avances, aunque siguen siendo insuficientes para cerrar las brechas históricas en cuanto a trabajo decente.
Además, persisten disparidades muy notables entre países, y las brechas entre hombres y mujeres, así como entre jóvenes y adultos, siguen siendo un gran desafío para los gobiernos de turno.
Una generación en riesgo
El informe destaca que el 13,8% de los jóvenes latinoamericanos (15-24 años) está desempleado. Los jóvenes enfrentan una desocupación tres veces superior a la de los adultos y una informalidad que alcanza al 60% de esta población, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Las brechas de acceso al empleo juvenil tienen un impacto directo en el desarrollo de la región. Necesitamos políticas de empleo inclusivas que faciliten la transición de las personas jóvenes a trabajos de calidad”, propone la directora regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Ana Virginia Moreira.
De acuerdo al informe de la OIT, es fundamental que los países desarrollen políticas que integren de manera efectiva a las personas jóvenes en el mercado de trabajo formal, promoviendo educación técnica y profesional.
La OIT recomienda desarrollar estrategias que faciliten la transición de las personas jóvenes desde el estudio al mundo del trabajo y que les permita pasar de la economía informal al empleo formal, ofreciéndoles oportunidades de formación y desarrollo profesional, especialmente en competencias y habilidades digitales, contribuyendo de manera significativa al crecimiento económico de la región.

Números en rojo
Los elevados niveles de informalidad laboral juvenil responden a factores estructurales interrelacionados. En primer lugar, la elevada deserción escolar, 40% no completa la educación media, limita el desarrollo de competencias básicas requeridas por el mercado formal.
En segundo término, la predominancia de empleos precarios (60% de las plazas disponibles carecen de protección social) refleja las rigideces del mercado laboral; y finalmente, los procesos de automatización acelerada en sectores intensivos en mano de obra no calificada (como retail y manufactura) están reduciendo drásticamente las oportunidades de empleo tradicionales para este segmento poblacional.
Esta convergencia de factores educativos, laborales y tecnológicos configura un escenario complejo que exige políticas públicas integrales.
Las mayores tasas de informalidad entre los jóvenes respecto a los adultos se deben tanto a la composición del empleo como a la intensidad de la informalidad en todas las categorías ocupacionales.
Las tasas de informalidad de los jóvenes de 15 a 24 años han estado en torno al 60%, bastante más altas que el 47,5% de los adultos de 25 años y más. No obstante, cuando se analiza por cada categoría ocupacional, destacan las diferencias entre los asalariados, ya que la tasa de informalidad de los jóvenes prácticamente duplica a la de los adultos, 48% frente a 23% en 2023, respectivamente.
Panorama complejo en Perú, Ecuador y Paraguay
Según los datos de la OIT, más de la mitad de los trabajadores latinoamericanos (50,5%) se emplean en condiciones de informalidad, sin acceso a derechos laborales básicos. Los países con las tasas más altas son Perú (75%), Paraguay (68%) y Ecuador (65%).
En Paraguay y Ecuador, la informalidad se concentra en agricultura de subsistencia y comercio no registrado, con falta de protección social, tomando en cuenta que solo 2 de cada 10 trabajadores informales cotizan para una pensión.
Paraguay, entre informalidad y precariedad
El informe coloca a Paraguay entre los tres países con mayores desafíos laborales, tomando en cuenta que el 68% de los trabajadores son informales, especialmente en agricultura y comercio ambulante y únicamente el 18% tiene acceso a seguridad social.
La tasa de desocupación es del 7%, por encima del promedio regional del 6,5% y hay un subempleo invisible, el 25% trabaja menos horas de las necesarias o gana menos del salario mínimo.
Por otra parte el 30% de las mujeres jóvenes no estudia ni trabaja, y en zonas rurales, el 50% de los jóvenes abandona la escuela antes de los 17 años.

Ranking de los países más informales de América Latina
Los últimos indicadores revelan significativas disparidades en los niveles de informalidad laboral en América Latina, situando a Perú a la cabeza de esta problemática con una tasa del 72%, la más elevada de la región.
Le sigue Ecuador con un 68%, mientras que Paraguay ocupa el tercer lugar (67%), conformando así el grupo de países con mayor precariedad laboral. En un escalón intermedio se ubican República Dominicana (56%) y Colombia (55%), seguidos por México (52%).
Las economías con menores índices corresponden a Argentina (46%), Costa Rica (37%), Brasil (36%) y, destacándose positivamente, Chile (27%), que presenta la tasa más baja de la región.
Estas marcadas diferencias reflejan no solo contrastes en los mercados laborales nacionales, sino también en la efectividad de las políticas públicas implementadas para reducir la informalidad.
Paraguay ante el desafío de la informalidad laboral
Los últimos indicadores laborales confirman que Paraguay continúa posicionándose como un territorio con incidencia de empleo informal en la región latinoamericana. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el tercer trimestre de 2024, la tasa de ocupación informal fue de 27,0%, creció un 0,3% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Respecto a las personas en situación de informalidad hay un incremento de 87.408 personas entre julio y septiembre de 2024, debido al comercio (8,7%) y la enseñanza (27,7%).
Por otra parte, a finales de 2024 se registraron 757.852 personas inscritas en el Instituto de Previsión Social (IPS), un aumento de más de 50.000 empleos formales durante el año 2024, lo que supone un crecimiento del 6%.
Además, para este año, la ministra de Trabajo, Mónica Recalde, prometió la creación de 20.000 a 30.000 nuevos empleos gracias al Programa de Asistencia al Primer Empleo. A través de la firma del decreto presidencial, anunciado hace un mes, entrará en vigencia el Programa que tiene como objetivo pagar el seguro social de jóvenes de entre 18 y 29 años, que acceden a su primer trabajo.
Recalde mencionó que se tiene previsto beneficiar en la primera etapa a 10.000 jóvenes con el pago del 100% del seguro social del IPS, con un aporte de G. 600.000 por persona, con el propósito de potenciar la formalización laboral, generando 10.000 nuevos empleos, a través de 4.200 empresas seleccionadas, que serán beneficiadas durante la primera fase del programa.
Perspectiva comparada
La disparidad resulta evidente al contrastar con economías desarrolladas, donde el 80% de los jóvenes accede a empleos formales, frente al escaso 20% que logra esta condición en Paraguay.
Este análisis sugiere que pese a los recientes esfuerzos institucionales, persisten desafíos estructurales que requieren intervenciones integrales para transformar el mercado laboral paraguayo.
Recomendaciones de la OIT
La OIT propone acciones concretas para combatir la informalidad laboral y sugiere empezar por una severa fiscalización para reducir la evasión de aportes patronales, entregar subsidios a pymes para que contraten trabajadores formales, aplicar sistemas de educación técnica-dual para cerrar brechas de habilidades y asegurar la protección social universal, incluso para trabajadores informales.