Futuro de la juventud paraguaya en una encrucijada

El informe “Juventud desigual: el desafío del Cono Sur”, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hace un análisis profundo de las condiciones socioeconómicas de los jóvenes paraguayos. Las cifras son alarmantes y los desafíos urgentes que deben ser plasmados en políticas públicas, planes y acciones que construyan un futuro más equitativo y próspero para las generaciones futuras.

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Encrucijada de la juventud paraguaya según el BID

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Las empresas paraguayas, que dependen de personal calificado para mejorar sus niveles de competitividad y productividad, están en una encrucijada, así como lo está el futuro de la juventud. Las banderas rojas pasan desde la educación de baja calidad, alta deserción estudiantil, desconexión entre la formación educativa y las demandas laborales, elevada tasa de desempleo, baja participación política y empleo informal, con bajos salarios y sin protección social.

Contexto

En los países del Cono Sur viven 44 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años y representan una fuerza demográfica clave para el desarrollo de la región, pero enfrentan problemas de desempleo, informalidad, pobreza y baja protección social. De los 44 millones, 9 millones ni trabajan ni estudian y 18 millones están ocupados en el mercado laboral, 6 millones de ellos trabajan y estudian.

Sin embargo, las desigualdades en educación, empleo y acceso a tecnología, afectan especialmente a los jóvenes en situación de vulnerabilidad. En Paraguay, el 30% de la población es joven, lo que en discurso representa una oportunidad única para impulsar el crecimiento económico y social, eso siempre y cuando se corrigen las debilidades que nublan el futuro de la juventud paraguaya y se promueven políticas públicas integrales (Gráfico 1).

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Actividades de los jóvenes entre 15 a 24 años

Informalidad y desempleo juvenil

El acceso al empleo formal es otro de los grandes desafíos que demuestra altas complejidades, con poca posibilidad de alcanzar un empleo y baja calidad laboral, en una parte debido a la baja preparación profesional, experiencia y conocimientos.

La tasa de desempleo juvenil en Paraguay es del 15%, más del doble que la de los adultos. Además, el 70% de los jóvenes que trabajan lo hacen en empleos informales, con bajos salarios y sin protección social. Esta situación es especialmente crítica para las mujeres jóvenes, quienes enfrentan una tasa de desempleo del 18%, en comparación con el 12% de los hombres.

El informe del BID señala que la falta de experiencia laboral y la desconexión entre la formación educativa y las demandas del mercado laboral son factores clave que dificultan la inserción laboral de los jóvenes.

De acuerdo a los datos del informe, la juventud paraguaya es la que más expuesta está en el Cono Sur al trabajo informal con el 42%, seguido por Argentina con el 23%, Brasil 21%, Chile 11% y Uruguay 11%.

El Cono Sur está en desventaja en comparación con América Latina, el Caribe y la OCDE, con relación al desempleo juvenil. La tasa de desempleo se situó en el 21% en los países del Cono Sur, en Latinoamérica el 17% y OCDE el 14%.

Asimismo, los jóvenes sufren el mayor impacto en sus ingresos en los momentos de crisis, por ejemplo entre la población de 15 a 24 años los ingresos sufrieron una caída del 7% entre el 2011 y el 2013, y pos pandemia la recuperación en la participación en el mercado laboral fue más lenta que la del adulto, que logró llegar a los mismos niveles previos al covid (Gráfico 2).

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Empleo juvenil es mayormente informal

Baja calidad y alta deserción educativa

Solo el 40% de los jóvenes completa la educación secundaria, una de las tasas más bajas de la región. Esta cifra es aún más preocupante en las zonas rurales, donde el acceso a la educación es limitado debido a la falta de infraestructura y recursos.

Según el BID, el 20% de los jóvenes rurales no asiste a la escuela, en comparación con el 10% en áreas urbanas. Además, la calidad de la educación es un problema crítico, ya que muchos jóvenes no adquieren las habilidades necesarias.

Otro dato alarmante es la deserción escolar, especialmente en la educación media, en gran medida por la necesidad de trabajar para apoyar a sus familias. El 60% de los jóvenes paraguayos de hogares de bajos recursos abandonan la escuela antes de completar la secundaria. Paraguay es el país con menor cobertura en la región, mientras Chile, Argentina y Uruguay son los países con una tasa de cobertura del 89%.

En Paraguay, los principales motivos de abandono de los estudios se dan por problemas financieros (30%), trabajo (28%), problemas familiares y salud (21%) y falta de interés (15%).

Asimismo, es uno de los países que menor inversión pública realiza en educación secundaria en comparación con los otros miembros del Cono Sur, según la Unesco. Los países de la OCDE invierten por alumno matriculado cerca de US$ 10 mil, en comparación con Chile, que es uno de los países del Cono Sur que mayores recursos destina a la educación, US$ 5 mil, mientras Paraguay llegó en el 2024 a los US$ 884, de acuerdo al cálculo realizado por el Observatorio Educativo Ciudadano.

De acuerdo a las pruebas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), en Chile 1 de 4 estudiantes no alcanza el nivel básico de competencia en lectura, matemáticas y ciencias, mientras que en Argentina y Brasil llega al 40% y Paraguay al 61%. (Gráfico 3).

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El 61% de los jóvenes paraguayos está por debajo del nivel de competencia básico en educación.

La brecha digital

La brecha digital es otro factor que contribuye a la desigualdad. Aunque el acceso a internet ha aumentado en los últimos años, aún existe una gran disparidad entre las zonas urbanas y rurales. Según el informe, solo el 40% de los hogares rurales tiene acceso a internet, en comparación con las áreas urbanas. Además, el 30% de los jóvenes rurales no tiene acceso a una computadora, lo que limita sus oportunidades de educación y empleo.

La inversión en infraestructura digital, el acceso a dispositivos móviles, tarifas competitivas y programas de alfabetización tecnológica son elementos cruciales para potenciar a la tecnología como una herramienta de desarrollo, aprendizaje y trabajo para los jóvenes.

Sin incidencia en la toma de decisiones

La participación de los jóvenes en la vida política y social es fundamental para el desarrollo democrático. Sin embargo, el informe revela que muchos jóvenes se sienten excluidos de los procesos de toma de decisiones.

Únicamente el 25% de los jóvenes paraguayos confía en las instituciones públicas, y menos del 15% participa activamente en organizaciones comunitarias o políticas. La puesta en marcha de programas que promuevan el liderazgo, la comunicación y la inclusión, así como la creación de espacios donde puedan expresar opiniones y contribuir al diseño de políticas públicas, programas y planes para su desarrollo y crecimiento ayudan a subir los niveles de participación ciudadana y compromiso con el futuro de su grupo poblacional.

A pesar de los desafíos, hay oportunidades que tiene Paraguay para mejorar las condiciones de vida de los jóvenes. La implementación de políticas públicas enfocadas en la educación, el empleo, la participación política y social y la tecnología puede tener un impacto significativo en el desarrollo de la juventud.

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