Cargando...
Paraguay se encuentra en una encrucijada. Alberga abundantes recursos naturales, a una de las mayores reservas de energía hidroeléctrica del mundo, y tiene un potente sector agrícola. Es una nación sin litoral con el potencial de convertirse en un actor estratégico en la región. Sin embargo, debe enfrentar enormes desafíos estructurales como la baja productividad, economía dependiente de la agricultura y una infraestructura aún insuficiente.
El sector empresarial tiene la oportunidad de diversificarse y atraer más inversión extranjera, especialmente en áreas como la manufactura, la tecnología y la sostenibilidad. Para ello, requiere de políticas públicas que fortalezcan la institucionalidad, seguridad jurídica, mejorar la educación y la capacitación, reformas para crear un entorno más competitivo, combatir a la corrupción y facilitar la adopción de nuevas tecnologías.
El mundo cambió y Paraguay se enfrenta a un panorama global en constante evolución . El desafío pasa por el diseño e implementación de una estrategia país inteligente que potencie el crecimiento, equilibrando la sostenibilidad y la inclusión, con un abordaje innovador y disruptivo.
Estrategia inteligente de crecimiento
Desde el análisis de las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas del sector productivo, la hoja de ruta propuesta por el Banco Mundial (BM) en el informe “De una tierra sin litoral a una tierra de oportunidades”, sugiere trabajar en fortalecer las instituciones, mejorar los servicios públicos, potenciar la productividad empresarial, invertir en talento y capacitación, diversificar la producción y ser más responsables en el manejo de los recursos naturales.
Las grandes ventajas del país por su riqueza en recursos naturales, la población joven y el entorno macroeconómico estable, deben empujar a acelerar la transición del Paraguay hacia una economía de alto ingreso, sostenible e inclusiva.
Producción sostenible = economía robusta
Paraguay mantiene un dependencia en gran medida de los recursos naturales, permaneciendo vulnerable a condiciones externas. La producción agrícola representa un tercio del PIB y la exportación de energía hidroeléctrica es pilar fundamental de la economía, siendo uno de los mayores exportadores del mundo. Sin embargo, son sectores expuestos a los impactos del cambio climático y los precios internacionales. Esta fortaleza y dependencia de la economía puede convertirse en una debilidad y una barrera al crecimiento económico si no se implementan políticas sostenibles.
El informe del Banco Mundial sugiere apostar por el desarrollo de sectores como la manufactura y los servicios, mejorar la productividad, invertir en educación, fortalecer el capital humano, mejorar el acceso al crédito, prácticas responsables con el medio ambiente, fortalecer el estado de derecho, combatir la corrupción, fomentar la innovación e implementar políticas para atraer inversiones en sectores que requieren energía limpia como la manufactura avanzada o tecnología.
Reducida inversión pública limita la competitividad empresarial
El gasto público es limitado y la inversión pública puede estimular la inversión privada. Paraguay invierte solo el 3,5% del PIB, un 35% menos que otros países. La inversión es necesaria para mejorar las condiciones y el Banco Mundial calcula que incrementar en un 7% la inversión en educación, salud, agua, saneamiento e infraestructura vial, puede ayudar a mejorar sustancialmente la capacidad productiva.
Otra herramienta necesaria es trabajar en políticas públicas para mejorar la eficiencia, transparencia y efectividad que, paralelamente, podría mejorar la confianza de los paraguayos en su gobierno. Según la encuesta Latinobarómetro de 2023, el 82,7% de los paraguayos dijeron que tenían “poca” o “ninguna” confianza en el gobierno, muy por encima del promedio regional que marca un 67%.
Reformas estructurales abrirán el camino hacia un país rico e inclusivo
Sin reformas, mejoras, una mayor y mejor inversión pública ni cambios estructurales Paraguay seguirá creciendo a un promedio de 3,5 % por año. Un mayor impulso a la productividad, a través del fortalecimiento de las instituciones públicas, seguido de aumentos de la eficiencia y la innovación, puede acelerar el crecimiento nacional.
Paraguay ocupó el puesto 97 de 141 países en el Índice de Competitividad Global 2019 del Foro Económico Mundial (FEM) y el puesto 91 de 132 países en el Índice Mundial de Innovación en 2023. Es urgente cerrar las brechas en relación a otros países de ingreso mediano alto respecto al nivel educativo, conectividad, calidad de la infraestructura vial y eficiencia en el gasto público.
Para incrementar la productividad y acelerar el crecimiento, es crucial mejorar la calidad de servicios públicos: salud, transporte, trámites y educación. Según datos del Reporte de Capital Humano del Banco Mundial un niño nacido en Paraguay en 2020 solo llegaría a alcanzar el 53% de su potencial productivo si tuviera pleno acceso a la salud y la educación, siendo inferior a los promedios regionales. De acuerdo con las pruebas de PISA, en 2022 el 85% de los estudiantes paraguayos de 15 años no alcanzaron los niveles mínimos de competencia en matemáticas, el 66% en lectura y el 71% en ciencias.
Lea más: ¿Es realmente Paraguay una “tierra de oportunidades”?
Diversificar la canasta exportable
Diversificar la oferta de productos ayudará a Paraguay a enfrentar los choques externos. Según el informe del Banco Mundial el país puede desarrollar nuevas variedades de productos existentes, mejorar la calidad y el contenido tecnológico de sus exportaciones y explorar la posibilidad de exportar nuevos productos y servicios.
Paraguay tiene potencial para exportar productos químicos, medicamentos, instrumentos médicos, muebles, vacunas, maquinaria agrícola y bioplásticos/productos biofarmacéuticos.
Regulaciones y comercio verde
Paraguay aumentó su producción de soja y carne bovina mediante la conversión de bosques nativos en áreas de cultivo y pastizales. Este proceso ha llevado a una disminución de bosques nativos que eventualmente podría alcanzar un límite físico natural y por lo tanto puede afectar la competitividad de las exportaciones agrícolas en el futuro.
A medida que la producción se desplaza a zonas más marginales y se agotan los servicios ecosistémicos, como la protección de las cuencas hidrográficas y la erosión del suelo, la productividad agrícola puede estar en peligro. La demanda mundial de una producción más sostenible podría representar una amenaza y dejar rezagado al país en relación a economías más avanzadas que oferten productos con mayor valor agregado.
* Asesor financiero - MBA