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“Lo que parece solamente una cuestión de dinero, de negocios o negociado entre un funcionario y un empresario, creyendo que es solamente un pase de dinero sucio, muchas veces termina matando gente por esa corrupción. Ese es un mal que termina perjudicando a muchas personas en la sociedad”, afirmó el periodista.
Fue esta noche, en contacto con la Radio AM 800, minutos antes de su conferencia sobre “La corrupción mata”, que ahora está desarrollando en la Universidad Autónoma de Asunción, en el marco de la Semana del Periodismo.
“Por ejemplo, lo que en Argentina fue un simple pago de coima entre un empresario del transporte y un funcionario responsable del área, en teoría fue solo un soborno, pero terminó llevando a que el funcionario que entró a la función pública viviendo en una pensión, al par de años, ya contaba con un avión propio. Eso hasta parece muy gracioso, pero deja de serlo al ocurrir tragedias como la de la Línea 11, donde murieron 52 personas. Eso muestra cómo lo que aparentemente era solo contar billetes, termina siendo un charco de sangre”, señaló.
Resaltó también la importancia de aclarar que la corrupción no es solo una cuestión que los periodistas deben denunciar en contra de un gobierno en particular o solo de la parte política, sino que también cuando se involucra al sector privado. Se habla de la corrupción como mal sistémico, que se da en todas las áreas de la sociedad.
“Los periodistas pueden combatir ese mal cumpliendo con su labor de informar, alertando a la sociedad sobre lo que está mal. Uno de los casos de investigación periodística más sencillos que conozco y con gran impacto fue el ocurrido en El Salvador, uno de los países más pobres de América Latina. Fue en uno de los medios de comunicación más pequeños que conozco, que se llama El Faro, tenía apenas un puñado de redactores. Lo que hicieron fue ir con vasos esterilizados a distintos puntos del Salvador, tomaron muestras de agua que supuestamente era potable, hicieron analizar por un laboratorio público, y determinaron que el 80% del agua no era potable. Eso llevaba a concluir que quien tenía que controlar el agua, no lo hacía; quien tenía que proveer el servicio no lo hacía bien y que en definitiva, eso llevaba a que decenas de miles de salvadoreños se enfermaran porque había personas que no cumplían con su labor. Eso le permitió a un medio muy pequeño alertar a la sociedad”, comentó el periodista.
Al ser consultado sobre el desafío de denunciar la corrupción privada, teniendo en cuenta los intereses comerciales de los medios de prensa, respondió: “La ventaja que tenemos hoy son las nuevas tecnologías, como Internet. Es una oportunidad. Hay veces que un solo twitteo con la información correcta basta para difundir la información que se necesita. No hace falta tanto un medio tradicional como hace 20 años. Te lo dice alguien que trabaja para La Nación, un diario tradicional de Argentina con más de 40 años de historia. Soy uno de los ocho periodistas de más alto rango en el diario. Las nuevas tecnologías, sean Facebook, Twitter o Instagram, te dan la oportunidad de llegar a la sociedad, incluso esquivando los filtros o amenazas de las empresas. Hoy tenemos más herramientas para alertarles a nuestros lectores, nuestros oyentes o televidentes, sobre lo que tienen que saber”.
Finalmente, acerca del avance del caso del fiscal Alberto Nisman, que él mismo investigó periodísticamente, respondió que “tristemente, ese caso no avanza". “El temor que tenemos en la República de Argentina es que ese caso jamás avance y que termine siendo uno de esos que se equiparan a un enorme signo de pregunta y que dentro de cinco años tengamos que seguir diciendo ‘qué habrá pasado con Nisman’, lo mataron o se suicidó. En definitiva, ese es un caso paradigmático de cómo la Justicia no cumple su cometido y no imparte justicia”, puntualizó.