En una conferencia de prensa en París, Reza Pahlevi ha insistido en que limitarse a destruir el actual programa nuclear iraní no permitirá acabar con esas amenazas y en que eso sólo lo conseguirá la caída del régimen.
Por eso, en un mensaje dirigido a Israel y Estados Unidos -que han lanzado una ofensiva militar para destruir los centros técnicos y humanos del programa nuclear-, pero también a los países europeos que buscan llevar a Teherán a la mesa de negociaciones, ha subrayado que mientras el régimen islámico siga en pie "nadie está en seguridad en las calles de Washington, París, Jerusalén o Teherán".
De cara al interior, ha dicho que su intención es "proponer a (sus) compatriotas liderarlos en una transición pacífica y democrática".
"No aspiro al poder político -dijo-, sino ayudar a nuestra gran nación a navegar en esta hora crítica hacia la estabilidad, la libertad y la justicia".
Convencido de que "hoy está más claro que nunca que la república islámica se está colapsando", ha advertido a los dignatarios que "tienen las manos manchadas de sangre" por la represión que tendrán que "responder ante la Justicia", pero sobre todo ha querido dirigirse a otros miembros vinculados al poder para que cambien de bando, y que lo hagan ahora.
En concreto, ha dicho a los que son "fieles a la nación iraní, y no al régimen", que "hay un futuro para vosotros en un Irán democrático si os unís al pueblo ahora".
De hecho, ha anunciado que ha puesto en marcha "un canal formal" para los militares, miembros de los servicios de seguridad y de la policía para que se pongan en contacto con sus equipos porque "es hora de unirse a la nación".
A la comunidad internacional, ha repetido que "es hora de estar con el pueblo iraní", que según su apreciación quiere el cambio de régimen.
"No repitan -ha señalado- los errores del pasado. No tiendan un salvavidas a este régimen" porque "sólo una transición democrática" permitirá cumplir con los objetivos de hacer desaparecer la amenaza nuclear y de desestabilización de Oriente Medio.
El hijo del sah, derrocado en 1979 por la revolución que lideró el Imán Jomeiní, ha advertido de que los ataques contra las instalaciones o contra los responsables del programa nuclear no anulan la voluntad del régimen de dotarse de bombas nucleares, que podría comprar por ejemplo a Corea del Norte.
"No se vean intimidados por las amenazas del régimen", ha indicado antes de repetir que "el mundo tiene que considerar que el cambio (de régimen) pondrá fin a todas las amenazas que entraña" y ofrecerá garantías de estabilidad.
Según su análisis, "los fundamentos de este régimen de tiranía se están viniendo abajo" y eso entraña dos riesgos.
A su parecer hay una doble alternativa, entre un baño de sangre o una transición pacífica que él se propone liderar "no por interés personal, sino al servicio del pueblo iraní".
Una transición que estaría guiada por tres principios: garantizar la integridad territorial de Irán, las libertades individuales y la igualdad entre todos los ciudadanos y establecer una separación entre el Estado y la religión.