MSF alertó que en los próximos meses puede complicarse la situación humanitaria y de hambruna en la región y estiman que en julio “siete millones de personas no tendrán acceso a alimentos suficientes”.
“La respuesta humanitaria sigue siendo inadecuada para la realidad de las necesidades, en un contexto en el que ya existe una presión considerable sobre el sistema de salud” en Sudán de Sur, afirmó el coordinador general de MSF, Iqbal Huda.
Actualmente la ciudad de Renk, a escasos 60 kilómetros del paso fronterizo de Joda, acoge a unos 13.000 refugiados sudaneses, que, según la organización, viven en “condiciones de vida terribles, con alimentos, agua, refugio, instalaciones sanitarias y atención médica limitados”.
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Muchos llegan a la frontera están heridos y gravemente desnutridos, tras haber caminado durante semanas para llegar a un lugar seguro, y "quedan atrapados en la región" a la espera de retomar su ruta hacia el sur, lejos de la frontera.
Según los organismos internacionales, más de 68.000 sudaneses han huido a Sudán del Sur desde Sudán desde abril de 2023, momento en el que se inició un conflicto que ha desplazado a 10 millones de personas.
Antes de abril de 2023, entre 30 y 50 niños con desnutrición grave ingresaban cada mes en el centro de tratamiento de la desnutrición para pacientes hospitalizados del hospital de MSF en la ciudad de Malakal, un número que desde entonces ha aumentado en un 200 %.
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"Hacemos un llamamiento urgente a los donantes internacionales para que destinen fondos para abordar las necesidades de los retornados, los refugiados y las poblaciones de acogida en Sudán del Sur", demandó Huda.
Según el coordinador de MSF, dicha ayuda debe incluir el suministro de alimentos, agua, refugio, saneamiento y atención médica, así como los medios para que las personas continúen sus viajes”.