El objetivo es “mejorar el proceso creativo” llevado a cabo en El Bulli, el restaurante en la localidad española de Roses, en la costa mediterránea, que cerró en 2011 tras haber conseguido cuatro estrellas Michelin y ser reconocido como el mejor del mundo en cinco años en la década de 2000.
Adriá busca ahora observar a través de ese estudio "toda la evolución que ha habido en el Bulli" para encontrar "los agujeros que faltaban por rellenar", según explicó este martes a los periodistas en el congreso San Sebastián Gastronomika, en el norte de España.
Lleva inmerso ya tres meses en ese trabajo, del que dijo que "no se ha hecho nunca" y que calculó que le llevará de dos a tres años, pues requiere de una importante labor de documentación. "Hay que buscar en los libros y no en las redes sociales", ironizó.
Al respecto, defendió la labor que están realizando desde el cierre de su restaurante para preservar el legado de El Bulli.
"Hay que tener la voluntad de mantenerlo porque la gente se olvida de todo", aseguró Adriá, que puso como ejemplo al chef suizo Frédy Girardet, considerado como uno de los mejores del mundo el siglo pasado, pero al que apenas se recuerda "porque hizo solo un libro".
"Nosotros no queríamos que se olvidara El Bulli porque es el trabajo de muchas personas y era importante mantener esa memoria", señaló.
Su nuevo proyecto se inscribe en ese empeño por divulgar lo que supuso El Bulli generando a su vez nuevo conocimiento.
Como ejemplo, comentó que desde el surgimiento de la "nouvelle cuisine" en la década de los 60 hasta la actualidad se ha producido una novedad importante, un cambio que no se dio hasta los primeros años de este siglo, y es que "Asia existe", que países como Japón empezaron a contar para Occidente desde el punto de vista culinario porque aumentaron los viajes a esos destinos.
"Nosotros fuimos los que iniciamos el diálogo de Occidente con Japón", resaltó Adrià, y este país seguramente ocupará una gran parte de su proyecto.
Además, señaló que la incorporación de la cocina asiática a la gastronomía occidental es “una diferencia muy importante” con relación a las décadas anteriores, de la misma manera que la nueva cocina en España marcó un “hecho diferencial” con la “nouvelle cuisine”, el del “menú de degustación largo, que antes no existía”.