La decisión fue tomada por el magistrado Luiz Antonio Bonat, de la 13ª Corte Federal de Curitiba, a la que le fueron despojados por orden de un juez del Supremo cuatro de los procesos contra el exmandatario relacionados con la operación anticorrupción Lava Jato.
Ese polémico fallo resultó en la anulación de cuatro causas judiciales contra Lula, en dos de las cuales ya había sido condenado a penas que juntas sumaban cerca de 26 años de prisión por presunta corrupción.
Por esas condenas, Lula llegó a pasar 580 días en la cárcel, aunque luego fue liberado por un cambio en la jurisprudencia del Supremo.
El magistrado del Supremo Edson Fachin apreció que esos casos ahora anulados no guardan relación con la trama corrupta destapada en la petrolera estatal Petrobras y, por tanto, no deberían haber sido juzgados por la 13ª Corte Federal de Curitiba, al frente de la cual estaba, en esa época, el hoy exjuez y exministro Sergio Moro.
En este sentido, determinó que los cuatro procesos sean analizados desde el inicio por tribunales de primera instancia de Brasilia, que tendrán que decidir si aceptan o no las acusaciones presentadas por la Fiscalía.
Sin embargo, al enviar los autos a Brasilia de dos de esas acciones, relacionadas con presuntas irregularidades y donaciones ilegales al Instituto Lula, el juez Bonat mantuvo el bloqueo de los bienes del líder del Partido de los Trabajadores (PT).
En su opinión, el embargo de bienes se decretó a través de medidas cautelares y, por tanto, sobre ellas no tendría efecto la decisión de Fachin.
“Con los estrictos límites de la decisión del magistrado Edson Fachin, mantendré los bloqueos " , a la espera del análisis del juez responsable de Brasilia, que podrá mantener o tumbar esas medidas cautelares, indicó Bonat.
La decisión de Edson Fachin, que fue apelada por la Fiscalía General, devuelve además los derechos políticos a Lula, quien podría volver a ser candidato presidencial en las elecciones de 2022, a las que el actual gobernante Jair Bolsonaro, pretende presentarse para su reelección.
Lula dejó en abierto esa posibilidad en su primera aparición pública tras ese fallo, aunque su discurso tuvo un marcado acento electoral, pues dibujó las líneas maestras de un hipotético programa y realizó duras críticas a Bolsonaro por su errática gestión -según dijo- de la pandemia del coronavirus y su afán armamentístico.