La vigencia del “ñoquis del 29” combina tradición y hábito. Se cocina en casa, se comparte en bodegones y se mantiene el gesto del dinero como pequeño contrato simbólico con la fortuna. Quien se sienta a la mesa y pone una moneda debajo del plato participa de una práctica donde la fe, la memoria inmigrante y la economía cotidiana se dan la mano.
Una costumbre rioplatense con raíces italianas
La escena se repite en hogares y restaurantes del Río de la Plata, donde se comparte el plato de ñoquis, salsa simple y un billete debajo del plato. La práctica se atribuye a la inmigración italiana y a la adaptación local de una comida económica, versátil y rendidora para alimentar a familias numerosas.
La leyenda de San Pantaleón
Una de las versiones más difundidas remite a San Pantaleón, médico y mártir venerado por la comunidad italiana.
La historia cuenta que un peregrino fue recibido con un plato de ñoquis un día 29, bendijo a la familia y, al retirarse, dejó monedas debajo del plato como señal de buena fortuna.
Desde entonces, el gesto de poner plata bajo el plato se asocia con prosperidad.
Historiadores de cultura alimentaria señalan que la leyenda funcionó como marco simbólico para una costumbre que ya tenía arraigo cotidiano.
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El factor económico de fin de mes
Otra explicación, menos mítica y más material, apunta a la economía doméstica. Hacia fin de mes, cuando el presupuesto aprieta, los ñoquis resultan una opción accesible: harina y papa —o solo harina, según la receta— permiten multiplicar porciones con bajo costo.
Investigadores de gastronomía y cronistas de inmigración italiana en el Río de la Plata han documentado que la costumbre de “los 29” prosperó porque encajaba con los ciclos de cobro y la necesidad de “estirar la olla”.

El rito de la plata bajo el plato
El billete o la moneda debajo del plato simboliza un deseo de abundancia. La creencia popular sugiere:
- Colocar el dinero antes de empezar a comer.
- Guardarlo después, sin gastarlo hasta el próximo “29” o hasta completar un ciclo de varios meses.
- Usar una moneda nueva o un billete “que no se corte”, como gesto de continuidad.
No existe una “regla oficial” ni un monto establecido; el sentido es performativo, al comer un plato humilde y compartirlo, se activa un deseo de bienestar económico.
Variantes y expansión
La tradición se expandió en Argentina, Uruguay y Paraguay, y en comunidades italianas de otros países de la región.
Restaurantes suelen ofrecer “menú de ñoquis del 29” y, en algunos casos, colocan una moneda simbólica bajo el plato.
La salsa más habitual es de tomate o manteca y salvia, pero conviven recetas locales con recetas italianas regionales (ñoquis de papa, de ricota, de sémola, de espinaca o de calabaza).
Del plato al lenguaje: “ser ñoqui”
El término “ñoqui” también entró al lenguaje popular como apodo peyorativo para quien cobra un sueldo sin presentarse a trabajar, una ironía asociada al cobro de fin de mes.
Lingüistas y cronistas urbanos registran el uso desde hace décadas, desligándolo de la comida y anclándolo en la cultura política.
¿De dónde viene la palabra?
“Gnocchi” deriva del italiano “gnocco”, asociado a bollo o bulto pequeño.
La italianización culinaria trajo el término; la adopción rioplatense lo castellanizó a “ñoquis” y lo cargó de significados propios, desde la mesa familiar hasta el refranero.