Refrigeración: frescura en la heladera
Preparación previa
- Elegí bien: usá hierbas de aspecto vibrante, sin manchas ni señales de marchitez.
- Lavalas y secalas: hacelo con suavidad bajo agua fría y secá con toallas de papel o un centrifugador.
Métodos recomendados

- En bolsas plásticas: colocá las hierbas secas en bolsas con cierre hermético, retirando el aire antes de sellar.
- Con papel húmedo: envolvé las hierbas en papel de cocina ligeramente húmedo y guardalas en una bolsa plástica. Ideal para tomillo, romero y orégano.
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Método del tarro de agua: como flores frescas

Perfecto para hierbas de tallo tierno como albahaca, perejil o cilantro.
- Recortá los tallos: cortá 1 o 2 cm de la base.
- Colocá en agua: usá un vaso o frasco con un poco de agua en el fondo.
- Cubierta opcional: albahaca prefiere encimera y bolsa plástica suelta; otras hierbas pueden ir sin cubrir a la heladera.
Este método prolonga la frescura sin alterar el sabor ni la textura.
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Congelación: ideal para uso a largo plazo

Perfecto cuando sabés que no vas a usarlas pronto.
Opciones prácticas
- En bolsas: picá las hierbas, almacenalas en bolsas para freezer y retirales todo el aire.
- En cubos de hielo: poné hierbas picadas en bandejas para cubos, llená con agua o aceite de oliva y congelá. Son perfectos para salsas, sopas o guisos.
Deshidratación: sabor concentrado
Una buena forma de conservar hierbas por meses.

Dos maneras efectivas
- Secado al aire: atá pequeños ramos y colgalos boca abajo en un lugar seco, oscuro y bien ventilado.
- Con calor bajo: usá horno o deshidratador a mínima temperatura hasta que las hojas estén crujientes.
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Elegí el método según tu cocina
Cada técnica tiene ventajas según la hierba, el clima y el uso que planeás darle. Experimentá para encontrar lo que mejor se adapta a vos. Con un poco de planificación, vas a tener hierbas frescas, sabrosas y listas para usar en cualquier receta.