Identificar los errores que sabotean tus comidas saludables es crucial para maximizar los beneficios de una dieta sana.
Errores al intentar comer sano
1. Sobrecargar la ensalada. Incluir demasiados ingredientes calóricos, como aderezos cremosos, nueces azucaradas y trozos de tocino es un error.

¿Cómo evitarlo? Optá por aderezos a base de vinagre, y sustituí los ingredientes altos en calorías por opciones más ligeras como semillas o frutos secos naturales y una porción moderada de proteína magra.
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2. Olvidar el tamaño de las porciones. Es un error asumir que todos los alimentos saludables pueden consumirse en cantidades ilimitadas.
Para evitarlo prestá atención a las recomendaciones de tamaño de porción. Utilizá herramientas como tazas de medir o una báscula de cocina para asegurarte de consumir porciones adecuadas.
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3. No leer etiquetas nutricionales. Suponer que todos los productos etiquetados como “light” o “sin azúcar” son automáticamente saludables es una equivocación.
Leé cuidadosamente las etiquetas nutricionales y prestá atención a los ingredientes y contenido de sodio, azúcares añadidas y grasas.
4. Confiar demasiado en batidos y zumos. Usar batidos y zumos como reemplazo frecuente de comidas completas puede llevar a una ingesta excesiva de azúcares y calorías.

Limitá el consumo de batidos y asegurate de que contengan una cantidad equilibrada de proteínas, fibras y grasas saludables. Considerá comer la fruta entera para obtener la fibra añadida.
5. Saltarse el desayuno. Es erróneo prescindir del desayuno bajo la creencia de que así se consume menos calorías en general.
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Mejor incorporá un desayuno equilibrado que incluya proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables para comenzar bien el día y evitar comer en exceso más tarde.
6. No variar los alimentos. Consumir los mismos alimentos saludables pero sin variedad puede llevar a deficiencias nutricionales.
Lo ideal es diversificar la dieta incluyendo diferentes grupos de alimentos, colores y texturas para asegurar una gama completa de nutrientes.
7. Exceso de snacks saludables. Consumir snacks saludables en cantidades grandes, pensando que son inofensivos, es una equivocación.

Planificá tus meriendas y servilas en platos pequeños para controlar las porciones. Elegí snacks integrales y ricos en fibra puede ayudar a sentirte saciado por más tiempo.
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Adoptar una alimentación saludable es un proceso continuo que requiere conciencia y planificación. Evitar estos errores comunes puede facilitar el camino hacia tus objetivos de salud, haciéndolo más efectivo y sostenible. Recordá que el equilibrio y la moderación son claves para mantener una alimentación saludable sin sensación de restricción.
¿Y en la cocina?
Creés que estás comiendo saludable, pero algo no cuadra: los resultados no llegan o te sentís igual de pesado. A veces, el problema no está en lo que comés, sino en cómo lo cocinás.
Uno de los errores más comunes está en las harinas. Muchas versiones “integrales” del supermercado están cargadas de azúcares y almidones refinados. ¿La solución? Optar por harinas realmente 100% integrales o probar alternativas como la de avena, almendra o garbanzo, que además aportan más fibra y proteína.
El método de cocción también importa. Freír en sartén, incluso con poco aceite, puede generar compuestos dañinos y añadir calorías innecesarias. Cocinar al vapor, al horno o a la plancha no solo es más saludable, sino que también conserva mejor los nutrientes.

¿Y los aceites? El de oliva extra virgen es un clásico, pero no para todo. Al calentarse pierde sus propiedades y se oxida fácilmente. Lo ideal es usarlo en crudo, para ensaladas o aderezos. Para cocinar a fuego medio-alto, el aceite de coco o el de aguacate son opciones más estables.
Tampoco caigas en la trampa de los edulcorantes “naturales”. Miel, azúcar de coco o dátiles son mejores que el azúcar blanca, sí, pero siguen elevando la glucosa si se usan en exceso. Moderación es clave.
Y por último, las verduras: si las hervís hasta que se deshacen, estás tirando vitaminas al agua. Mejor cocinarlas al vapor, saltearlas ligeramente o asarlas. Así conservan sabor, textura y nutrientes.