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Cómo hacer el mejor caldo
1. Elección de ingredientes de calidad: carne y huesos. Para un caldo rico y profundo, seleccioná cortes de carne y huesos con bastante colágeno, como las patas de pollo, huesos de res con médula o alas de pollo.
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El colágeno se convierte en gelatina al cocinarse y aporta un cuerpo sólido y textura al caldo.
Incorporá vegetales frescos como cebolla, zanahoria y apio, que son fundamentales para un buen fondo de sabor. Considerá también agregar puerros o tomates para aumentar la complejidad del caldo.
2. Pre-tostado de ingredientes: dorar los huesos y las verduras antes de cocinarlos en el caldo puede intensificar el sabor.
Podés lograr esto asándolos en el horno a 200 °C durante aproximadamente 30 minutos. Este paso adicional carameliza los azúcares naturales y aporta una profundidad extra a tu caldo.
3. Cocción a fuego lento: la paciencia es clave al cocinar un buen caldo. Cocinar a fuego lento durante largas horas permite que todos los sabores se liberen y se combinen adecuadamente.

Para caldos de pollo, de 2 a 4 horas suelen ser suficientes, mientras que los caldos de res pueden requerir entre 6 y 8 horas.
4. Control del nivel de agua: comenzá con suficiente agua para cubrir los ingredientes sin ahogarlos. A medida que el caldo cocina, el agua se evaporará y concentrará los sabores.
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Podés añadir más agua si es necesario, pero hacelo gradualmente para evitar diluir el sabor.
5. Espumado y clarificación: durante el proceso de cocción, retirá la espuma y las impurezas que flotan en la superficie con una cuchara. Esto resultará en un caldo más claro y un sabor más puro.
6. Uso de hierbas y especias: puede mejorar el perfil de sabor. Considerá agregar pimienta negra en grano, hojas de laurel y perejil durante los últimos minutos de cocción para un toque aromático sin sobrecargar el caldo.

7. Enfriado y desgrasado: después de cocinar, enfriá rápidamente el caldo. Una vez frío, la grasa se solidificará en la superficie, lo que facilita retirarla. Este paso es crucial si buscás un caldo más claro y menos grasoso.
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8. Almacenamiento adecuado: guardá el caldo en recipientes herméticos y mantenelo en el refrigerador por hasta una semana, o congelalo en porciones individuales durante un máximo de tres meses. Así, siempre tendrás a mano una base sabrosa para tus platos.