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Hay chicos que se comen todo lo que tienen a su alcance y otros que no quieren comer nada, pican a cualquier hora, se saltean el desayuno o solo comen comida chatarra. Pero los padres no deben perder tiempo y deben tratar de corregir esos errores alimenticios, porque en esta etapa los niños deben obtener los nutrientes necesarios para crear los cimientos de su vida adulta.
La adolescencia es el momento biológico de mayores cambios en el ser humano, con significativas transformaciones emocionales y sociales que repercuten sobre su alimentación y estilo de vida, influyendo en las preferencias y selección de alimentos.
Sus necesidades nutricionales vienen marcadas por los procesos de maduración sexual, aumento de talla y de peso. Estos procesos requieren de una cantidad elevada de energía y ciertos nutrientes; hay que tener en cuenta que el adolescente gana, aproximadamente, el 20 % de la talla y el 50 % del peso que va a tener como adulto. Estos incrementos se deben, principalmente, al aumento de masa muscular y ósea.
Por ello, su alimentación debe estar dirigida a cubrir el gasto calórico que se origina. El entorno familiar y escolar tienen una importante misión a la hora de estimular la actitud del adolescente hacia el consumo de alimentos saludables. Es primordial acercarlos a una alimentación adecuada dentro del contexto de su propia forma de vida y gustos individuales.
Características generales de la dieta en la adolescencia
En promedio, las necesidades energéticas se calculan en 2750 kilocalorías en los varones y 2200 kilocalorías en las mujeres. Sin embargo, las necesidades alimenticias son muy distintas entre los adolescentes, según sus circunstancias personales.
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Lo que se propone es mantener una alimentación saludable que contenga cantidades suficientes de nutrientes para cubrir las necesidades de todos ellos de forma equilibrada. Para ello:
• Variar al máximo la alimentación, incluso dentro de cada grupo de alimentos (distintos tipos de verduras, frutas, legumbres, carnes, pescados, etcétera).
• Mantener los horarios de comidas y no saltarse ninguna.
• Evitar, en lo posible, la anarquía en los horarios, la preparación de alimentos a última hora, las interrupciones largas entre plato y plato, comer con mucha rapidez. La comida debe ser variada, completa y de acuerdo a las necesidades del adolescente.
La importancia del desayuno
Un desayuno bien planificado asegura el aporte de nutrientes a través de los alimentos para afrontar el día con energía, y no tener déficits de glucosa que repercuten negativamente en el rendimiento físico y escolar.
Hay que tener en cuenta que el organismo lleva entre 10 y 12 horas sin recibir ningún alimento. Conviene que el adolescente se levante con tiempo y dedique los primeros minutos a las actividades de aseo y cuidado personal antes, para así generar sensación de hambre.
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Cualquier persona que realice un buen desayuno mejorará su estado nutricional y rendimiento. Un buen desayuno debe contener raciones de los siguientes grupos de alimentos:
Cereales: pan, cereales, tostadas o galletas.
Lácteos: leche, yogur, queso u otros derivados lácteos sencillos.
Fruta entera o en jugos.
Otros: manteca o margarina, mermelada o miel, jamón cocido magro.
Algunos adolescentes no son capaces de desayunar por distintos motivos y, por ello, es muy importante que, al menos, almuercen, consiguiendo de este modo que se incluyan alimentos que son básicos para mantener un buen ritmo de crecimiento y desarrollo, y para evitar la repercusión negativa del ayuno sobre el rendimiento tanto físico como intelectual.
No picar entre horas
Esta mala costumbre puede hacer que durante las principales comidas no se ingieran los alimentos básicos que el adolescente necesita para crecer y mantenerse sano.
Falta de apetito: algunos padres y madres preocupados por la inapetencia de sus hijos los persiguen a lo largo del día con todo tipo de alimentos, pensando que, al menos, de esta forma comen “algo”, pero por desgracia, de este modo, el mecanismo de hambre y saciedad se altera (existe un desequilibrio hormonal), lo que provoca que durante las principales comidas sea prácticamente imposible hacer que los chicos coman lo que verdaderamente necesitan.
No se debe ceder ante esta conducta caprichosa. Lo más recomendable es, en caso de que se salte una comida, esperar a la siguiente, para que aparezca la sensación de hambre y así sucesivamente.
Exceso de peso y riesgo cardiovascular: hay quienes piensan que los chicos o chicas se encuentran sanos o fuertes si están con unos cuantos kilos de más, concediéndoles toda clase de caprichos con la comida, y ofreciéndoles en ocasiones alimentos excesivamente energéticos y poco saludables (tortas, helados, golosinas, etcétera).
Aquellos adolescentes que pican, entre horas, alimentos muy energéticos pero de baja densidad nutritiva, y siguen comiendo normalmente durante las principales comidas, tienen un alto riesgo de desarrollo de sobrepeso e incluso obesidad, ya que están tomando más energía de la que realmente necesitan.
No se debe prohibir ningún alimento, y tampoco ocurre nada malo si al adolescente le sobra un poco de peso, ya que las reservas acumuladas van a ser empleadas durante el periodo de crecimiento por el que atraviesa. Sin embargo, cuando el exceso de peso es considerable, se debe consultar con un especialista para que los asesore a la hora de instaurar las medidas más adecuadas.
No a las dietas sin control
En la búsqueda del “peso ideal” es necesario evitar la realización de continuas dietas para adelgazar aparentemente inofensivas y sin control profesional, dedicar mucho tiempo a hablar sobre la gordura o la delgadez, la anarquía en horarios y comidas, los conflictos emocionales en torno a la alimentación. Estos factores no determinan que se vaya a desencadenar un trastorno de la conducta alimentaria, pero sí se relacionan con un mayor riesgo.
La anorexia nerviosa es un trastorno grave que ha llevado a miles de adolescentes a dejarse morir de hambre. Se trata de un trastorno psicológico en el que el enfermo cree que está gordo a pesar de estar extremadamente delgado.
Se da más frecuentemente en adolescentes y jóvenes, pero también existen casos en personas mayores. La bulimia puede estar relacionada con la anorexia y consiste en que la persona come en exceso repentinamente y, luego, toma grandes cantidades de laxantes, diuréticos o se provoca el vómito.
El tratamiento de ambas debe realizarse siempre por parte de expertos e incluye normalmente terapia psicológica y un programa de educación nutricional, que haga posible mejorar el estado nutricional y restablecer una buena relación con los alimentos.
Ojo con la dieta de los deportistas
Cuando el consumo de alimentos ricos en proteínas o de suplementos proteicos se convierte en la base de la dieta de cualquier deportista, tenga la edad que tenga, la salud puede estar comprometida.
Muchas personas creen que, para obtener un rendimiento físico óptimo, su organismo precisa de cantidades extras de proteínas ingeridas a través de la dieta o de suplementos específicos. Es más, persiste la creencia popular de que cuanto mayor sea el aporte de proteínas, mayor masa muscular se podrá conseguir.
Para cubrir dichas necesidades, basta con seguir una dieta variada y equilibrada, con cantidades algo mayores de alimentos ricos en proteínas que lo que se recomienda a la población adolescente general. El organismo tiene unas necesidades proteicas concretas que no conviene sobrepasar.
Por tanto, el abuso de proteínas no solo no tiene el efecto de aumentar la masa muscular, sino que además, si la cantidad ingerida supera los 2 gramos/kilogramo/día, puede verse comprometido el funcionamiento del riñón al tener que eliminar por la orina cantidades elevadas de una sustancia tóxica llamada urea (que deriva del metabolismo de las proteínas) y la absorción y aprovechamiento del calcio (el exceso de proteínas aumenta su excreción a través de la orina).