¿Querés ser más creativo? Las reuniones a pie son la innovadora solución laboral

Concepto de reuniones a pie en el trabajo.
Concepto de reuniones a pie en el trabajo.Shutterstock

Las “walking meetings” o reuniones a pie están revolucionando dinámicas laborales, integrando salud y productividad mientras fomentan la creatividad. Estudios muestran que estas reuniones, al fomentar el movimiento, potencian el pensamiento divergente y disminuyen el estrés laboral.

La imagen de directivos y equipos abandonando la sala de juntas para conversar mientras caminan se ha vuelto familiar en empresas tecnológicas y startups. Lejos de ser una moda pasajera, las “walking meetings” —reuniones a pie— concentran una creciente evidencia de beneficios cognitivos, emocionales y físicos que las sitúan como una alternativa eficaz a los encuentros tradicionales sentados.

Del mito a la evidencia

En 2014, un estudio de la Universidad de Stanford liderado por Marily Oppezzo y Daniel Schwartz halló que caminar aumenta de forma notable el pensamiento divergente, la capacidad de generar ideas originales y múltiples soluciones.

Concepto de reuniones a pie en el trabajo.
Concepto de reuniones a pie en el trabajo.

En sus experimentos, los participantes produjeron más respuestas creativas tanto al caminar en una cinta como al pasear al aire libre, en comparación con permanecer sentados. El efecto, además, persistió durante un breve tiempo después de detenerse.

No es un caso aislado. La literatura sobre actividad física ligera y función ejecutiva sugiere que incluso desplazamientos suaves elevan el flujo sanguíneo cerebral, mejoran el estado de ánimo y reducen los niveles de estrés, condiciones que facilitan la atención flexible y el razonamiento.

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La Organización Mundial de la Salud, por su parte, advierte del impacto del sedentarismo en la salud y recomienda intercalar movimiento a lo largo de la jornada laboral.

Concepto de reuniones a pie en el trabajo.
Concepto de reuniones a pie en el trabajo.

La lógica detrás del formato es simple: si caminar favorece la creatividad y ayuda a regular el estrés, trasladar ciertas reuniones a un contexto ambulatorio puede traducirse en conversaciones más claras, ideas más frescas y decisiones más ágiles.

Qué tipo de reuniones funcionan mejor andando

No todas las reuniones son candidatas. Las que más se benefician del formato son:

  • Sesiones de ideación y exploración de alternativas.
  • One-on-ones de seguimiento, coaching o feedback.
  • Conversaciones de alineamiento estratégico temprano, antes de entrar en detalles finos.

En cambio, aquellas con fuerte carga de datos, necesidad de pantallas, confidencialidad estricta o muchos participantes suelen rendir mejor en entornos fijos.

El contexto importa: aire libre, ritmo y entorno

  • Exterior vs. interior. Pasear al aire libre añade, cuando es posible, un plus: la exposición a entornos naturales se asocia con la recuperación atencional y la reducción de la fatiga mental. Sin embargo, los beneficios cognitivos básicos se observan también en interiores (por ejemplo, pasillos amplios o cintas).
  • Ritmo. Un paso cómodo, que permita hablar sin jadear, es suficiente. El objetivo no es el ejercicio vigoroso, sino sostener una conversación fluida con un estímulo físico ligero.
  • Duración y tamaño. Entre 15 y 30 minutos favorecen el foco sin agotar. Grupos de dos a cuatro personas tienden a mantener mejor la dinámica que equipos más grandes.

Impacto en la cultura de trabajo

Más allá del rendimiento cognitivo, las reuniones a pie envían una señal cultural: la salud y el movimiento forman parte del trabajo, no lo interrumpen. Reducen el tiempo sentado —un factor de riesgo creciente en oficinas y trabajo remoto— y pueden mejorar el tono emocional de las conversaciones difíciles al disminuir la confrontación directa de “cara a cara” y promover el pensamiento conjunto, literalmente en la misma dirección.

En compañías donde se han popularizado, su valor no radica en sustituir todas las reuniones, sino en ampliar el repertorio de formatos según el objetivo. Igual que no todo se resuelve por correo electrónico, no todo debe suceder en torno a una mesa.

Cómo empezar mañana mismo

  • Elegí una reunión breve y de bajo riesgo (por ejemplo, un one-on-one semanal).
  • Definí un objetivo y dos preguntas guía antes de salir.
  • Trazá una ruta circular de 1–2 kilómetros o un recorrido interior tranquilo.
  • Acordá un mecanismo simple de registro (nota de voz de dos minutos al final).
  • Evaluá al volver: ¿se cumplieron los objetivos?, ¿cómo fue la energía?, ¿qué ajustar?

Las “walking meetings” no pretenden romantizar el rendimiento ni ofrecer una panacea productiva. Su valor reside en un ajuste modesto, pero potente: cambiar el entorno para cambiar el pensamiento. En un mundo laboral que exige flexibilidad cognitiva y bienestar sostenido, dar un paseo puede ser, literalmente, un paso en la dirección correcta.