Ruido alimentario: separar el marketing de la evidencia científica

Una mujer intenta agarrar una rosquilla de una mesa llena de comida basura, mostrando signos de antojos de azúcar, sobrealimentación y hábitos alimenticios poco saludables.
¿Existe de verdad el ruido alimentario?Doucefleur

En el ecosistema de las redes sociales, donde un vídeo de 30 segundos puede alcanzar millones de visualizaciones en horas, los consejos de alimentación compiten por nuestra atención a golpe de titular, filtros y promesas.

En ese ruido, las modas nutricionales impulsadas por influencers se convierten con facilidad en “verdades” virales. Pero entre el marketing y la evidencia científica media algo más que un “swipe”: hay matices, límites y contextos que rara vez caben en un reel.

Los algoritmos priorizan contenidos que generan interacción rápida. En nutrición, eso suele traducirse en mensajes simplificados (“este alimento quema grasa”, “detox en 3 días”) y narrativas aspiracionales asociadas a cuerpos, piel y rendimiento.

La estética y la inmediatez favorecen el “cómo” frente al “por qué”, mientras que la evidencia científica —lenta, matizada, revisada— llega con desventaja.

A este contexto se suman incentivos económicos: enlaces de afiliación, códigos de descuento y colaboraciones con marcas. Muchos creadores son transparentes, pero otros diluyen los conflictos de interés en medio de tendencias y retos. El resultado: recomendaciones que se parecen más a estrategias de ventas que a guías respaldadas por datos.

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Los “detox” que prometen limpiar lo que el cuerpo ya depura

Batidos, infusiones y planes exprés que “eliminan toxinas” reaparecen cada temporada con estética renovada. El problema es de base: el organismo sano ya cuenta con hígado, riñones, pulmones y piel para metabolizar y excretar compuestos de desecho. Organismos de referencia en seguridad alimentaria señalan que no existe un listado consensuado de “toxinas” que estos planes eliminen, ni pruebas sólidas de beneficios más allá de un aumento puntual de fibra o hidratación.

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Jugo verde.
Jugo verde.

Riesgos potenciales: dietas muy restrictivas que reducen la ingesta calórica y proteica, efecto rebote y la falsa sensación de “compensar” excesos. El consejo con respaldo: priorizar patrones dietéticos sostenibles —como dietas basadas en alimentos mínimamente procesados— y hábitos consistentes de sueño, actividad física e hidratación.

El miedo a los aceites de semillas, del matiz al alarmismo

Videos virales etiquetan a los aceites de semillas como “tóxicos” por su contenido en ácidos grasos poliinsaturados y su susceptibilidad a la oxidación.

La evidencia es más compleja. Revisiones de calidad indican que reemplazar grasas saturadas por insaturadas puede mejorar perfiles lipídicos y reducir riesgo cardiovascular, siempre que se usen en el contexto de una dieta equilibrada y métodos de cocción adecuados. El problema no es un único aceite, sino el exceso de ultraprocesados, el balance general de grasas, y las altas temperaturas repetidas de fritura.

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Aceitunas recién cosechadas
Aceitunas recién cosechadas

El alarmismo ignora además que olivo, canola o girasol alto oleico tienen perfiles distintos y usos culinarios específicos. La pregunta útil no es “¿bueno o malo?”, sino “¿cuánto, cómo y en qué contexto?”.

“Sin gluten para todos” y la medicalización sin diagnóstico

El “gluten-free” se ha convertido en sinónimo de “saludable” en muchos feeds. Sin embargo, la evidencia apoya eliminar el gluten en enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca diagnosticadas.

¿Deberías evitar el gluten si no sos celíaco?
¿Deberías evitar el gluten si no sos celíaco?

En población general, las dietas sin gluten no han mostrado beneficios claros y pueden resultar en menor ingesta de fibra y micronutrientes si sustituyen cereales integrales por productos procesados “sin”. El riesgo añadido es retrasar diagnósticos al iniciar dietas de eliminación sin evaluación profesional.

Vinagre de manzana, superalimento de cada temporada

Cucharadas en ayunas para “activar el metabolismo”, mejorar la glucosa y hasta adelgazar. Los estudios disponibles sobre vinagre —en general, no exclusivamente de manzana— sugieren efectos modestos sobre la respuesta glucémica postprandial cuando se consume con comidas ricas en carbohidratos.

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El vinagre de sidra de manzana también contiene ácido acético, potasio y polifoenores, un tipo de antioxidante que mejora la salud y el bienestar general.
El vinagre de sidra de manzana también contiene ácido acético, potasio y polifoenores, un tipo de antioxidante que mejora la salud y el bienestar general.

No es una intervención de pérdida de peso por sí misma y puede causar molestias gastrointestinales o dañar el esmalte si se toma sin diluir.

Ayuno intermitente, beneficios posibles y expectativas infladas

El ayuno intermitente suma millones de visualizaciones con promesas de pérdida de grasa, claridad mental y longevidad. La literatura sugiere que puede ser una herramienta válida para algunas personas, comparable en pérdida de peso a dietas hipocalóricas tradicionales cuando se sostiene en el tiempo.

Ayuno intermitente
Ayuno intermitente

No es superior por arte de magia, funciona porque facilita un balance energético negativo. No es recomendable para todo el mundo (p. ej., embarazadas, personas con trastornos de la conducta alimentaria, ciertos tratamientos o condiciones metabólicas), y su éxito depende de la adherencia y de lo que se come en las ventanas de ingesta.

Metodología frente a marketing: qué pide la evidencia

Las afirmaciones tajantes suelen ignorar cómo se construye el conocimiento científico en nutrición:

  • El “hierro” de la evidencia proviene de ensayos clínicos controlados, estudios longitudinales bien diseñados y metaanálisis, no de testimonios individuales o series de casos.
  • Los tamaños de efecto en nutrición tienden a ser modestos y muy sensibles al contexto: edad, salud, actividad física, patrón dietético, cultura alimentaria.
  • Resultados en animales o in vitro no se trasladan automáticamente a humanos.
  • Un estudio aislado que contradice consenso no invalida décadas de investigación; invita a matizar y replicar.

Red flags: señales de que estás ante marketing disfrazado de ciencia

  • Promesas de resultados rápidos, “milagros” o lenguaje de absolutos (“cura”, “detox”, “tóxico”).
  • Uso selectivo de estudios o jerga científica para legitimar conclusiones exageradas.
  • Anécdotas como principal “prueba” y descalificación genérica de profesionales o instituciones.
  • Conflictos de interés poco claros: ventas directas, códigos de descuento, afiliaciones no reveladas.
  • Falta de fuentes verificables o referencias a organismos y revisiones independientes.

El papel de los profesionales y las instituciones

Colegios de dietistas-nutricionistas y agencias de seguridad alimentaria publican guías y posicionamientos que, aunque menos virales, se apoyan en metodologías transparentes. Consultar a profesionales acreditados puede ahorrar tiempo, dinero y frustraciones, especialmente en situaciones clínicas.

Organismos como la Organización Mundial de la Salud, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria o las agencias nacionales suelen disponer de recursos para público general sobre etiquetado, suplementos y patrones alimentarios.

Cómo informarte mejor sin dejar las redes

  • Seguí a creadores que citan fuentes primarias y admiten la incertidumbre.
  • Contrastá afirmaciones con guías de práctica clínica o revisiones sistemáticas.
  • Observá si los consejos te empujan a comprar productos específicos o si se centran en habilidades (planificación, cocinado, lectura de etiquetas).
  • Priorizá patrones (más verduras, legumbres, frutas, frutos secos, cereales integrales; menos ultraprocesados) frente a soluciones puntuales.
  • Ante cambios relevantes en tu dieta, consulta con un profesional sanitario.

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