Hatha yoga: para los pacientes y estructurados
Si valorás la calma, el orden y la introspección, el Hatha es para vos.

Es un estilo pausado y metódico que trabaja posturas físicas (asanas) combinadas con técnicas de respiración. Ideal para quienes disfrutan explorar cada movimiento con profundidad y sin apuro.
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Vinyasa yoga: para los creativos y energéticos
Fluidez, movimiento y variedad definen al Vinyasa.

Si sos de los que se aburren fácilmente con la repetición, este estilo dinámico mantiene cuerpo y mente en constante desafío, enlazando respiración y posturas en secuencias cambiantes.
Ashtanga yoga: para los disciplinados y determinados
Este estilo sigue siempre la misma serie de posturas exigentes. Es perfecto para personalidades que valoran la rutina, la superación y el compromiso constante.

Si te gusta medirte, progresar y sostener el esfuerzo, el Ashtanga te va a encantar.
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Iyengar yoga: para los detallistas y perfeccionistas
Precisión, alineación y técnica son clave en el Iyengar.

Usa elementos como bloques, cinturones y mantas para lograr la postura ideal. Si sos de los que se enfocan en los detalles y buscás perfección en cada movimiento, este es tu tipo.
Kundalini yoga: para los espirituales y sensibles
Posturas, respiración, cantos y meditación se combinan en esta práctica que busca despertar la energía interna.

Si te interesa la conexión con lo sutil, el autoconocimiento y la dimensión energética del yoga, el Kundalini puede ser tu camino.
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Bikram yoga: para los que aman los desafíos
Se practica en una sala a 40 °C, con una secuencia fija de 26 posturas.

Es intenso, exigente y físico. Si sos competitivo, te gustan los retos extremos y no te asusta el sudor, el Bikram es la experiencia intensa que buscás.
Yin yoga: para los que necesitan parar y soltar
Lento, introspectivo y profundamente restaurador. El Yin trabaja los tejidos conectivos manteniendo las posturas por varios minutos.

Es ideal si llevás una vida acelerada y buscás un espacio para detenerte, relajarte y reconectar con tu cuerpo.