Qué hacer si estás enfermo pero no podés reposar
1. Dormí todo lo que puedas (aunque trabajes). El descanso no es negociable. Aunque tengas tareas pendientes, intentá dormir al menos 8 horas por la noche y sumar siestas breves durante el día si el cuerpo lo pide.
Si podés trabajar desde casa, organizá pausas cada 90 minutos para recostarte o desconectarte unos minutos.
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2. Hidratate bien y comé liviano pero nutritivo. Cuando estás enfermo, el cuerpo necesita más líquidos. Tomá agua a lo largo del día, infusiones tibias (como té de jengibre o manzanilla) y caldos livianos.
Comé frutas, verduras cocidas, sopas y alimentos ricos en vitamina C y zinc. Evitá comidas pesadas o ultraprocesadas.
3. Creá un entorno amable. Si trabajás desde casa, prepará un rincón cómodo y cálido. Colocá una manta cerca, usá ropa suave y cómoda, y asegurate de que haya buena ventilación.
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Si necesitás trabajar en oficina, llevá una botella de agua, pañuelos, caramelos y algo reconfortante como una bufanda.
4. Organizá tus tareas con realismo. No es momento de ser hiperproductivo. Concentrate en lo urgente y delegá lo que puedas. Si tenés libertad, hacé bloques de trabajo más cortos y flexibles. Lo importante es sostener lo esencial sin sobreexigencias.
5. Cuidá tu mente: menos exigencia, más amabilidad. Sentirse mal físicamente también puede afectar tu estado de ánimo. Respirá profundo, cerrá los ojos unos minutos o hacé pausas breves de meditación. Permitite estar más lento y recordá que estar enfermo no es debilidad: es un mensaje del cuerpo.
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6. Evitá saturarte de pantallas. La fatiga visual empeora el malestar. Reducí el brillo de los dispositivos, usá modo nocturno o filtros de luz azul, y tomá descansos visuales cada 30 minutos. Mirá por la ventana o cerrá los ojos un momento.
7. Escuchá tu cuerpo y consultá al médico. Si los síntomas empeoran o persisten, no lo ignores. Consultá con un profesional, seguí las indicaciones médicas y no automediques. Tu salud viene primero.