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Beneficios físicos del abrazar
- Reducción del estrés: abrazar libera oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, que tiene un efecto antiestrés. La oxitocina ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, promoviendo una sensación de calma y relajación.
- Mejora del sistema inmunológico: estudios han demostrado que el contacto físico, como los abrazos, puede fortalecer el sistema inmunológico al aumentar la producción de glóbulos blancos, esenciales para combatir infecciones.
- Baja de la presión arterial: los abrazos pueden desempeñar un papel en la reducción de la presión arterial. La oxitocina también contribuye a mejorar la función cardiovascular, disminuyendo las probabilidades de sufrir enfermedades del corazón.
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Impacto psicológico y emocional

- Fomento de la conexión y empatía: el contacto físico cercano ayuda a fortalecer las relaciones, aumentando el sentimiento de intimidad y confianza. Esto puede llevar a una mejor comunicación y comprensión mutua entre individuos.
- Mejora de la salud mental: los abrazos regulares pueden disminuir los síntomas de ansiedad y depresión. La sensación de pertenencia y apoyo emocional ejercen un impacto positivo en la percepción del estrés y la autoestima.
- Aumento de la felicidad: al liberar serotonina y dopamina, los neurotransmisores de la felicidad, los abrazos pueden elevar el estado de ánimo general y promover un sentido de bienestar.
Efectos sociales
- Fortalecimiento de vínculos: en familias y amigos, los abrazos ayudan a forjar lazos más fuertes, creando un entorno de cariño y respeto mutuo.
- Comunicación no verbal: un abrazo puede comunicar profundamente nuestra disposición a brindar apoyo y amor, incluso cuando las palabras faltan.
- Cultura y sociedad: fomentar una cultura del abrazo puede contribuir a sociedades más cohesionadas y pacíficas, donde las interacciones humanas son valoradas y promovidas.
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Cómo implementar la rutina de abrazos
Comenzá poco a poco; si no estás acostumbrado a dar o recibir abrazos, empezá por abrazar a una persona de confianza o a un ser querido cercano.
Sé consistente, intentá establecer un momento del día para abrazar a tus seres queridos, como por la mañana o antes de dormir, para integrarlo a tu rutina diaria.

Práctica el consentimiento, asegurate de que ambos, vos y la persona a la que abrazás, se sientan cómodos con el contacto físico. El abrazo debe ser una experiencia placentera y consensuada.
Incorporar el hábito de abrazar a alguien diariamente durante un mes puede resultar en cambios significativos en tu bienestar físico y emocional.
Este simple acto puede tener un poderoso impacto en tu salud y en tus relaciones personales, fomentando un sentido más profundo de conexión y felicidad.
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Pero, ¿qué pasa si no tenés nadie a quien abrazar?

Abrazarse a uno mismo es una opción súper válida. Un autoabrazo puede ser una forma poderosa de cultivar el autocuidado y el amor propio. Cruzá los brazos alrededor de tu torso y apretá con suavidad para simular la sensación de un abrazo.

Rodearse de peluches o almohadas es otra alternativa. Abrazar objetos suaves y confortables puede ayudar a satisfacer la necesidad de contacto físico mientras proporciona consuelo.

Participar en actividades comunitarias, involucrarse en clubes, grupos de interés o voluntariados puede ayudarte a construir nuevas relaciones y, potencialmente, encontrar personas afines con quienes compartir abrazos.
Practicar la meditación o el yoga es muy efectivo también. Estas actividades pueden generar una sensación de conexión interna y paz, ayudándole a uno a sentirse más en contacto con el propio cuerpo y emociones.