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Microsoft y Sony realizaron faraónicas presentaciones para lanzar nuevos juegos, con creaciones cada vez más realistas y una excelente calidad de juego para satisfacer a los fanáticos.
El éxito de estos juegos es clave para los desarrolladores de consolas, incluso si sus dispositivos han evolucionado en los últimos años para volverse más versátiles e imponerse.
Sony se presentó en el salón E3 con una cierta ventaja en esta guerra de las consolas: las ventas de su PS4 superaron las de la Xbox One desde que ambas consolas salieron al mercado en noviembre. El mes pasado, Microsoft bajó el precio de su Xbox One y tomó la decisión de que se vendiera sin su sistema de comandos vocales y sin su sensor de movimiento Kinect.
Microsoft “puso todas sus cartas sobre la mesa”, presentando la Xbox One como un aparato multifuncional para la casa, que se puede utilizar para ver películas, escuchar música y jugar videojuegos.