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¿Qué es el colágeno?
Es una proteína segregada por las células del tejido conjuntivo llamadas fibroblastos. Constituye alrededor del 30 % de la masa proteica total del organismo y el 80 % del tejido conectivo total. Esta proteína está formada por aminoácidos, como la glicina, prolina, hidroxiprolina y arginina; es importante también la cantidad de zinc, cobre y silicio.
El colágeno se encuentra en todas las estructuras importantes del cuerpo, como los huesos, tendones y ligamentos; forma parte de los tejidos conectivos y, concretamente, da firmeza y elasticidad a la piel.
¿Qué función tiene?
En términos más comprensibles, esta proteína es el adhesivo que une todo nuestro cuerpo. Sin su presencia, el organismo humano no podría cohesionar todos sus componentes.
El colágeno da fuerza a las estructuras del cuerpo y las protege formando una barrera frente a sustancias tóxicas, patógenas, toxinas medioambientales, microorganismos y células cancerosas. También protege las paredes de los vasos sanguíneos, el tracto digestivo, el corazón, los riñones, la vesícula biliar y la vejiga urinaria, y mantiene los tejidos y las células unidas. Igualmente, es el mayor componente del pelo y las uñas, los ligamentos y los tejidos conectivos, que unen los músculos a los huesos.
El colágeno compone la mayor parte de la dermis, y su carencia provoca una falta de firmeza y un incremento de la flacidez.
¿Cómo se produce?
La formación del colágeno se produce mientras dormimos (un sueño reparador). Cuando el cuerpo se recupera y repara, sobre todo en la primera parte del sueño, es cuando existe la síntesis proteica a partir de los distintos nutrientes y sustancias del organismo. La producción de colágeno está totalmente ligada a la producción proteínica en general. Es por ello que están implicados:
La dieta y los nutrientes necesarios para que las células puedan realizar su función correctamente.
El sistema hormonal, que está directamente relacionado con la producción de colágeno. Unos niveles elevados de HGH (hormona del crecimiento) pueden ayudar a la producción de colágeno, así como de otras proteínas y elastina. Durante la menopausia, la reducción de la producción de estrógenos provoca una disminución de la producción del colágeno.
El colágeno y nuestra piel
La salud de nuestra piel está directamente ligada al colágeno, pues este se encarga de proteger las estructuras de nuestro cuerpo, y formar una barrera ante las toxinas y agentes externos dañinos. Es el mayor componente del pelo y las uñas y, también, de los ligamentos y los tejidos conectivos. Por este motivo, su carencia provoca una falta de firmeza e incrementa la flacidez.
¿Cuándo empezamos a perder colágeno en la piel?
Los seres humanos comenzamos a perderlo a partir de los 25 años, siendo más evidentes sus efectos después de los 35. A partir de los 40 años, la disminución es mucho mayor; según dicen, puede disminuir hasta 1 % por año después de los 40. A los 70 años, la pérdida es de aproximadamente el 30 %.
Al disminuir el colágeno, las estructuras epiteliales son más débiles, la piel se torna más fina, el pelo es menos fuerte, aparecen las arrugas y la flacidez. También, los tendones y ligamentos son menos elásticos, y las articulaciones pierden flexibilidad.
Factores que aceleran la pérdida de colágeno
El envejecimiento no destruye el colágeno, sino disminuye la producción de este. Por ejemplo, durante la menopausia, esta falta de producción hormonal puede hacer que se pierda hasta un 30 % del colágeno de la piel.
La exposición al sol, fumar, los agentes contaminantes, algunos tóxicos, el estrés y el ejercicio físico exagerado aumentan la producción de los radicales libres que destruyen el colágeno existente.
Problemas de salud con tratamientos que eviten la absorción de vitaminas y minerales. Infecciones y algunos medicamentos.
Alimentación pobre y hábitos de vida poco sanos. El aporte de minerales, vitaminas y aminoácidos es fundamental en la formación de proteínas; entre ellas, el colágeno. Igualmente, el aporte de antioxidantes es fundamental para evitar la destrucción de colágeno. Así, una dieta demasiado rica en azúcares simples daña el colágeno.
¿Cómo podemos estimular la producción de colágeno?
Una vez que conocemos cómo y por qué se pierde el colágeno, podemos actuar para estimular la formación de este y evitar su destrucción.
Está claro que debemos evitar la formación de radicales libres y, si se forman, debemos recurrir a los antioxidantes, que actuarán combatiéndolos; esto es, proveer a nuestro cuerpo de un aporte de nutrientes suficientes para que el organismo tenga la sustancia necesaria para “fabricarlo”. Que esos aportes lleguen adecuadamente a las diferentes partes y órganos encargados de sintetizarlos, mejorando la circulación sanguínea. El ejercicio diario estimulará la misma, así como también mejorará la producción hormonal de HGH. Asimismo, un sueño reparador de 8 h diarias es fundamental para tener “buena cara”.
¿Qué podemos comer para reponer el colágeno de la piel?
Aunque llegado el momento la producción de colágeno comience a descender, no todo está perdido. Hay algunos alimentos que son ricos en esta proteína y otros que ayudan a crearla. Su consumo puede ayudar a recuperar la firmeza, lozanía y elasticidad de la piel; todos los productos indicados son fáciles de conseguir. Combínelos en una dieta a su gusto, que sea sana y equilibrada, y podrá notar los efectos en la piel cuando aumente la producción de colágeno en el cuerpo.
1 Carnes. Constituye un elemento nutricional indispensable dentro de la dieta. Dentro de las carnes ricas en colágeno y elastina tenemos: cerdo, vaca, pollo, caldo de huesos, mondongo y patitas de cerdo.
2 Pescado. Aunque tiene poca concentración de esta proteína en comparación con la carne, que posee grandes cantidades de proteínas, sí nos aporta omega 3 y 6, especialmente en el atún y salmón, que se encarga de proteger la membrana adiposa alrededor de las células de la piel. Como consecuencia, reduce la inflamación, y proporciona elasticidad y firmeza.
3 Gelatina. Está compuesta en un 90 % por los derivados de la proteína del colágeno. Además, es baja en calorías.
4 Frutas y verduras de color rojo. Las frutas rojas, como manzanas, frutillas, cerezas, remolacha, pimientos rojos, tomates, etc., contienen licopeno, una sustancia que, además de ser un antioxidante, ayuda a la producción de colágeno.
5 Frutas ricas en vitamina C. La vitamina C es fundamental para la producción de colágeno. La encontramos en la naranja, limón, kiwi, pomelo, mango, piña y muchas otras. Además, contienen antioxidantes que disminuyen la formación de líneas de expresión y arrugas.
6 Verduras. El repollo, la berenjena, la escarola o la espinaca son excelentes para la producción del colágeno.
7 Alimentos ricos en azufre. Los alimentos como el apio, las aceitunas verdes y negras, el ajo, el pepino, la banana, la cebolla y el tofu tienen un alto contenido de azufre, lo que estimula la producción de colágeno.
8 Otros alimentos. La leche de soja, el queso, el té, los frutos secos y los alimentos ricos en lisina, como las papas, las algas y la levadura de cerveza.
9 En suplementos. El aporte de colágeno a nivel oral siempre será una ayuda, sobre todo al ser fuente directa de aminoácidos. La ventaja de tomar colágeno natural es que no tiene efectos secundarios. La única precaución es solo adquirir marcas comerciales reconocidas. Algunas personas pueden padecer alguna reacción alérgica.
Vía tópica
En la piel podemos actuar para que se active y se forme de nuevo colágeno, o se evite la destrucción de este. La forma más adecuada para evitar su destrucción a nivel tópico es aplicando filtros solares y evitando la exposición excesiva al sol.
El colágeno de forma tópica, en ampollas, mascarillas, cremas o para el pelo, actúa como reparador, aunque al ser una molécula muy grande, no puede atravesar la capa dérmica, pero ayuda a restaurar las capas más superficiales.