Ensaladas de arroz. Es lo más fácil, solo hay que combinar el arroz ya cocido y frío con las verduras de tu agrado. Aceitunas, aguacate, choclo desgranado en lata y hasta algunos mejillones o camarones pueden hacer que tu ensalada de sobras se vea más sofisticada.
Como relleno. Acá lo podemos servir caliente o frío. Como relleno de unos lindos tomates o en un zucchini o berenjenas asadas, mezclado con verduras, carnes, y quesos. Ideal para cuando el sobrante de arroz no es mucho.
Con especias. Si tu arroz era blanco y soso, lo podemos hervir nuevamente con curry o cúrcuma (para darle un color amarillo), pimentón (rojo) o moringa en polvo (verde).
En croquetas. Agregamos un huevo al arroz, formamos bolitas, las rellenamos con atún, cebolla, queso, jamón, carne de pollo, etc. Rebozamos las croquetas y fritamos. A todo el mundo les gustarán.
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Con huevo. Podemos mezclar el arroz sobrante con una buena cantidad de huevo batido y hacer un omelette, o un suflé con brócoli y queso, o unas tortillitas individuales. El secreto está en sazonar bien los huevos con lo que tenga a mano: sal, pimienta, nuez moscada, comino, ajo en polvo, etc.
En sopas y guisos. Tu arroz hervido puede formar parte de cualquier guiso, sopa, caldo o consomé. Aportará proteínas sin sumar demasiadas calorías.
Como guarnición. Un arroz blanco ya cocido sirve como perfecta guarnición de un curry de pollo, un lomo strogonoff, un bife a la plancha o un pescado al horno.
En pasteles o budines. Si tenemos mucho sobrante de arroz, podemos aprovecharlo para hacer un budín con verduras, o un pastelón relleno con carne. Un golpe de horno ¡y listo!
Arroz con leche. Si está salado, enjuagarlo bien con agua antes de volver a cocinarlo, esta vez con leche, azúcar, esencia de vainilla, cáscara de limón y una ramita de canela.